"DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". EL VALLE EN LA "DEMOCRACIA". Por Carlos Garcés.
EL VALLE EN LA "DEMOCRACIA".
Desde la muerte del Generalisimo Franco en 1975, el Valle de los Caídos ha sido víctima de un proceso constante de marginación, manipulación y abandono institucional que no puede entenderse sin señalar, con nombre colectivo, a los grandes responsables: los gobiernos democráticos de España, de todas las ideologías y colores. Lejos de procurar una gestión justa, respetuosa o equilibrada del monumento, los sucesivos líderes políticos han actuado con una mezcla de cobardía, desidia y oportunismo, permitiendo que el Valle se convirtiera en rehén de una memoria sectaria, parcial y revanchista.
Durante la Transición, se optó por el silencio cómplice. En vez de abrir un verdadero debate cultural y espiritual sobre el significado del Valle, se eligió esconderlo bajo la alfombra, como si su mera existencia fuera una molestia para el nuevo consenso democrático. Ni una sola medida se tomó entonces para garantizar su valor patrimonial, ni para explicar a las nuevas generaciones la grandeza arquitectónica y simbólica del lugar. Se permitió que creciera el desconocimiento, el prejuicio y la caricatura, condenando el monumento a un limbo institucional del que nunca ha salido del todo.
Pero ese silencio no fue eterno. Con el tiempo, sobre todo desde la década de los 90, el abandono se transformó en agresión. Los gobiernos de turno, en particular los de signo izquierdista, utilizaron el Valle como herramienta de polarización, haciendo de él una diana propagandística al servicio de un relato deformado de la historia reciente. En lugar de educar al pueblo español en la complejidad del pasado, eligieron alimentar los resentimientos y fabricar un enemigo simbólico con el que tapar su propia incompetencia moral y política.
Especial responsabilidad tienen aquellos dirigentes que, en nombre de una “memoria democrática” vaciada de sentido, han contribuido a desfigurar el significado espiritual del Valle, eliminando su esencia católica, negando su condición de lugar sagrado y desconociendo el testimonio de reconciliación que también contiene. Bajo la máscara de la reparación, han cometido una segunda injusticia sobre los muertos: la del olvido selectivo, la del desprecio a una parte de los caídos, la del odio reciclado como virtud cívica.
Tampoco puede pasarse por alto la pasividad y traición de los gobiernos conservadores, que en su momento tuvieron ocasión de defender con firmeza el sentido original del monumento y no lo hicieron. Por miedo, por cálculo electoral o por falta de convicción, prefirieron mirar hacia otro lado mientras se profanaban los valores que muchos de ellos decían compartir. Dejaron que el Valle fuera atacado sin defensa, sin palabra, sin dignidad.
La exhumación de Franco en 2019, orquestada con espectacularidad mediática, fue el punto más visible, pero no el único, de esa deriva. Fue un gesto teatral y profundamente divisivo, que no contribuyó ni a la reconciliación ni al conocimiento histórico, sino que alimentó las heridas abiertas con el objetivo de ganar titulares. Fue, en esencia, un acto político de desprecio hacia quienes aún ven en el Valle algo más que una tumba: un símbolo de espiritualidad, una obra de arte, un lugar de oración.
Hoy, el Valle de los Caídos, ahora renombrado como Cuelgamuros en un intento más de vaciarlo de significado, es una sombra de lo que fue. Las voces que lo defienden son ridiculizadas o silenciadas. Su historia es tergiversada. Y todo esto ha ocurrido en una democracia que se proclama plural y tolerante.
¿Qué democracia es esa que permite la demolición moral de su propio patrimonio? ¿Qué Estado de Derecho admite que se reescriba la historia desde el resentimiento y la ideología? ¿Qué clase de libertad es aquella que solo se aplica a los vencedores del relato dominante?
El Valle no ha decaído por sí solo. Lo han dejado caer. Lo han dejado morir poco a poco. Y esa muerte lenta, institucional y cultural, es también una metáfora del tipo de "democracia" que hemos construido, una democracia sin raíces, sin memoria honesta, sin valor para mirar al floreciente pasado.
El futuro del Valle se escribió cuando se permitió vergonzosamente la exhumación de los restos del Generalísimo Franco con el visto bueno, por acción y omisión, de la práctica totalidad de los españoles.
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"DEL VALLE DE LOS CAIDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". PREÁMBULO.
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"DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". INTRODUCCIÓN.
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"DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". SU CONSTRUCCIÓN Y LOS MOTIVOS POLÍTICOS E IDEOLÓGICOS.
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"DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". LA FIGURA DEL GENERALISMO FRANCO.
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"DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". ARQUITECTURA Y DISEÑO.
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"DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". DIMENSIÓN RELIGIOSA DEL VALLE.
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"DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL VALLE DE LOS TRAIDORES". LA CONTROVERSIA Y EL DEBATE PÚBLICO.
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