RECORDANDO AL P. SANTIAGO CANTERA: VOCACIÓN, TRAICIÓN Y LA PAZ QUE SÓLO DIOS DA. Por Carlos Garcés
Conozco personalmente al P. Santiago Cantera. He tenido la oportunidad de verlo en varias ocasiones y de compartir con él algunos actos en el Valle de los Caídos. Esa cercanía me permite comprender mejor la profundidad de su vocación y la firmeza de su fe, cualidades que hoy se ven sometidas a una prueba extraordinaria.
La destitución del P. Santiago como abad de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos no es un simple cambio administrativo: es el fruto de una traición múltiple. Traición de la Iglesia Católica, traición del Vaticano, traición de todo un sistema político e institucional que comenzó cuando se exhumaron los restos del Generalisimo Franco, un proceso al que él se opuso en soledad dado que no tuvo el apoyo de ningún partido político. Lo que estamos presenciando es la consecuencia de aquellos polvos; la marginación y el abandono de un hombre de fe que ha servido con lealtad y entrega a su comunidad y a su misión.
Un artículo de El Confidencial Digital relata cómo el P. Santiago ha tenido que “violentar su voto benedictino de estabilidad”, un voto que representa el corazón de la vida monástica: la permanencia y la dedicación a una comunidad concreta. Ser apartado de su abadía, para alguien que ha entregado su vida a la oración y al servicio de los demás, es un golpe profundo, pero Cantera lo recibe con paz sobrenatural. Sus palabras resuenan con fuerza:
> “Aunque todo esto que estoy viviendo nos haya sido impuesto, lo acogemos con mirada sobrenatural y con la paz que el mundo no es capaz de dar, sino que sólo Dios puede proporcionar.”
Mi apoyo al padre Cantera es absoluto. No puedo entender, ni aceptar, cómo sus propios compañeros benedictinos han sido capaces de mirar hacia otro lado ante semejante atropello. Su silencio, su cobardía o su complicidad en esta jugarreta me producen un profundo disgusto, incluso asco. Resulta incomprensible que quienes deberían haber defendido la verdad, la fidelidad y la fraternidad monástica, hayan preferido la comodidad de callar antes que la dignidad de resistir. Esa falta de apoyo moral y espiritual revela la degradación interna de una comunidad que, en teoría, se consagra a Dios, pero que en la práctica parece obedecer más a los dictados del poder que a los dictados de la conciencia.
La humillación y el abandono que ha sufrido el P. Santiago, lejos de quebrarlo, muestran la fortaleza de su fe y la coherencia de su vida religiosa.
El contexto de su destitución también es revelador. Se menciona que el Gobierno, en la reorganización del Valle de los Caídos, aceptaría que los benedictinos permanecieran sólo si el prior Cantera abandonaba su puesto. Es decir, su salida no es simplemente un cambio administrativo, sino una exigencia externa que fuerza a un hombre de fe a renunciar a su estabilidad y a su hogar espiritual. Esta situación refleja un dilema que ha acompañado a los religiosos a lo largo de la historia: la tensión entre la obediencia a la jerarquía y la fidelidad a la propia vocación.
Como cristiano y observador del Valle de los Caídos, no puedo sino sentir una mezcla de tristeza, indignación y respeto. Tristeza por la injusticia que supone separar a un hombre de su comunidad y de su misión; indignación por la traición sistemática de la Iglesia y de la clase política; y respeto, hasta admiración, por la manera en que Cantera enfrenta esta prueba: con la paz de Dios, con serenidad y con mirada sobrenatural.
Este episodio nos invita a reflexionar sobre la verdadera dimensión religiosa del Valle: no es un simple monumento histórico ni un símbolo político; es también un lugar de vocación, oración y sacrificio. La historia de Santiago Cantera nos recuerda que la fe genuina, la entrega absoluta y la obediencia auténtica a Dios pueden ser, en ocasiones, contradictorias con los intereses humanos y con las presiones externas. Y aun así, el hombre de fe sigue en pie, firme, ofreciendo su vida como testimonio de lo que significa vivir para Dios y no para el aplauso de los hombres.
En un mundo donde tantas veces los principios y la justicia se doblan ante la conveniencia, la traición y el poder, Cantera es un ejemplo de coherencia y fortaleza espiritual. Que su historia nos sirva para valorar la verdadera paz, aquella que el mundo no da y que sólo Dios concede a quienes confían plenamente en Él.
27 de octubre de 2025.


Comentarios
Publicar un comentario