TODO EL VALLE PARA MI SOLO,
UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE.
Por Carlos Garcés.
Soy muy poco dado, porque no me gusta, a mostrar y espolvorear mi vida privada por las redes sociales pero en esta ocasión voy a hacer una excepción para explicar y hacer partícipes a todos los seguidores de mi blog "SENATOR" de una experiencia inolvidable que tuve en el Valle de los Caídos y que creo que habrán tenido pocas personas. Dos noches, tres días, en total soledad en el Valle.
Corría mediados del mes de marzo de este 2024 cuando, de regreso de un viaje por tierras extremeñas y por circunstancias no previstas, de vuelta a Barcelona tuve que quedarme unos días en Madrid. En los últimos tiempos me he venido alojando en la hospedería del Valle. Sigo casi a diario la actualidad del Valle en su conjunto y el de los Monjes Benedictinos en concreto y sabía que esa semana Patrimonio Nacional les había comunicado que les iban a cortar el suministro de agua por obras; algo que les obligó a cancelar todas las reservas que tenían para esas fechas. No obstante, algo en mi interior me dijo que entrara en la página web de la Hospedería e hiciera el simulacro de reserva por si acaso. Y desde el vehículo así lo hice comprobando gratamente que me permitía reservar esos días.
Llegué al anochecer después de atravesar la verja y el control de la Guardia Civil. Como siempre sucede, el trayecto de subida entre la abundante flora y fauna existente, parece que entras en otra dimensión, en otro mundo.
Recuerdo que Pablo, uno de los tres recepcionistas, me dio la bienvenida con un "Vaya con cuidado con los fantasmas" explicándome que posiblemente estaría solo esos días dado que en el último momento Patrimonio Nacional les había comunicado que aplazaban las obras pero ya era tarde pues las reservas ya se habían anulado y hacía días que no se admitían nuevas. Y efectivamente, tuve ocasión de comprobarlo cuando Cristina, otra recepcionista, en algún momento tuvo que hacer de cocinera y camarera preparándome y sirviéndome alguno de los desayunos y comidas antes de cerrar la recepción e irse a las 22 h y por la mañana nada más de llegar a las 9h.
Ni que decir tiene que el trato personal fue, como siempre es, exquisito así como las atenciones que tuve por parte de Javier, Director del todo el complejo hostelero.
La paz y tranquilidad que experimenté esos días en "soledad total" rodeado de bosques, senderos con una rica flora y fauna que caracteriza la Sierra de Guadarrama donde está ubicado el Valle no se puede describir. Disfrutar de ese maravilloso entorno hizo que el tiempo, el reloj, se paralizara.
Pero enseguida comprobé que no estaba solo. Esa "soledad" estaba muy bien acompañada de naturaleza viviente bajo la sombra de la Cruz.
Cuando te cruzas con alguna cabra, algún tejón, algún corzo o cuando atraviesas el bosque de robles, alcornoques, encinas, etcétera, te das cuenta de que no estás solo.
Mirando profundamente la naturaleza la vida se comprende mucho mejor llegando uno a darse cuenta que las cosas son mucho más sencillas de lo que a veces pensamos. Se ve la vida más maravillosa.
Y eso es así porque ese encuentro con la naturaleza en realidad lo que es es un encuentro con Dios. Un encuentro en un lugar sagrado.
Y como no mencionar el núcleo principal del Valle, la Cruz, la Abadía y la Basílica. Lugares donde los doce Monjes Benedictinos, con el Padre Cantera a la cabeza, llevan desde 1958 haciendo una encomiable y altruista labor de predicar la fe cristiana y salvaguardar y defender, como pocos hacen hoy, principios y valores, que en su día nos hicieron libres, a adultos y a las nuevas generaciones con su magnifica escolanía y con multitud de actos que se organizan con ese objetivo.
Y como no, también tuve ocasión de participar en la tradicional Santa Misa diaria muy diferente a otras y cargada de una compenetración y complicidad en la fe del Señor, también, difícilmente explicable.
La gran riqueza ecológica con frondosos bosques, la variedad de especies, su excelente gastronomía con unos precios muy asequibles en el Restaurante de la hospedería con varios comedores, 220 habitaciones, con varias salas de reuniones, capilla interior y centro de convenciones, entre otros, hacen del Valle de los Caídos en su conjunto un lugar privilegiado para descansar y para encontrarse con uno mismo y con Dios.
Después de esta inolvidable experiencia he vuelto y no dudaré continuar acudiendo tantas veces como pueda.
Y a ustedes, en soledad o en compañía, les recomiendo ir y disfrutar de este maravilloso lugar, porque con ello, además de todo lo antedicho, se apoya su continuidad y a quienes a diario, con su noble y abnegado trabajo, están haciendo posible este "bálsamo espiritual" único.
Carlos Garcés.
30 de septiembre de 2024.
Imágenes y vídeos tomados por mi en esos días:
![]() |
"SENATOR". Carlos Garcés.
Comentarios
Publicar un comentario