LA DEFENESTRACIÓN DE ORTEGA SMITH Y LA ILUSIÓN DE VOTAR. Por Carlos Garcés.
He leído, como muchos, que Javier Ortega Smith ha sido apartado, una vez más, de la primera línea de VOX. Y quiero comenzar diciendo algo personal: yo me entendí muy bien con él. En nuestras no pocas conversaciones de horas y horas hubo claridad, sinceridad y una visión compartida sobre ciertos principios fundamentales. Lo digo porque lo viví, no porque me lo contaron.
Y es precisamente por eso que lo que está sucediendo ahora no me sorprende.
Yo fui presidente de VOX en Barcelona y Provincia con la tutela de toda Cataluña. Conozco muy bien el partido. Lo viví desde dentro. Y quien ha estado dentro no necesita que le expliquen lo que realmente ocurre. Además, he escrito mucho sobre ello a lo largo de estos años, intentando advertir, explicar y reflexionar sobre lo que hoy vuelve a ponerse de manifiesto.
La defenestración de Ortega Smith confirma lo que llevo tiempo diciendo. Lo mismo que está ocurriendo ahora en VOX ocurre en todos los partidos políticos.
EN TODOS. SIN EXCEPCIÓN.
Cuando un partido deja de velar por los intereses reales de la sociedad y antepone el cálculo electoral, la estrategia, la imagen y el reparto interno de poder, lo que aparece no es grandeza, sino pequeñez. Aparecen los personalismos, los intereses creados, las luchas internas por espacio y visibilidad.
Cuando no se defiende el programa, LO QUE SE DEFIENDE ES EL NÚMERO DE VOTOS.
Y CUANDO LO QUE IMPORTA ES EL NÚMERO DE VOTOS, TODO VALE.
Y CUANDO TODO VALE, NADA VALE.
Así nacen las corrientes internas, las llamadas “sensibilidades”, las facciones, las disputas soterradas que acaban destruyendo el propio ideario del partido. No porque el ideario haya cambiado, sino porque ha dejado de importarle a quienes lo dirigen.
Quien ha estado dentro lo sabe: cuando se abandona la misión, la política se convierte en negocio.
Y cuando la política se convierte en negocio, el ciudadano deja de ser protagonista para convertirse en cliente. Un cliente que vota, sostiene, financia y legitima estructuras diseñadas para defender intereses personales y no el bien común.
Por eso lo digo con claridad, y lo repito sin cansancio:
VOTAR NO SIRVE PARA CAMBIAR NADA.
Votar solo sirve para alimentar maquinarias de poder que viven de la ilusión de quienes creen que “esta vez será diferente”. Y hoy para legitimar una vez más la criminal y genocida AGENDA 2030 que a diario está pisoteando los más elementales Derechos en barrios, pueblos y ciudades de este país y que une a todos los políticos sin excepción alguna.
Hoy muchos lamentan lo ocurrido con Ortega Smith. Otros lo celebran. Pero lo importante no es él.
Lo importante es lo que esto revela: que nada ha cambiado. Ni ahí, ni en ningún otro partido.
Yo ya elegí hace años no ser cómplice de esta farsa. Y lo dije entonces, y lo digo ahora: hoy solo observo cómo se repite, inexorablemente, lo que advertí en su momento.
MIENTRAS LA POLÍTICA SEA UN NEGOCIO, LA "DEMOCRACIA" SERÁ UN TEATRO.
Y EN ESE TEATRO, HOY CRIMINAL Y GENOCIDA, EL PUEBLO NUNCA ES ACTOR. SÓLO ESPECTADOR.
10 de noviembre de 2025.

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