LA VERDADERA PESTE PORCINA: LA CASTA POLÍTICA E INSTITUCIONAL QUE DEVORA A ESPAÑA. Por Carlos Garcés.




LA VERDADERA PESTE PORCINA: LA CASTA POLÍTICA E INSTITUCIONAL QUE DEVORA A ESPAÑA. Por Carlos Garcés.

Durante estas semanas nos bombardean con noticias sobre la “peste porcina”, alertas sanitarias, protocolos, comparecencias teatrales y mensajes de pánico cuidadosamente administrados. Una nueva crisis para tapar la anterior y para preparar la siguiente. Nada nuevo. Pero hay una peste infinitamente más letal, más silenciosa y más persistente que cualquier virus animal. Una peste que lleva décadas instalada en España, devorando instituciones, corrompiendo conciencias y destruyendo la vida de los ciudadanos.

Esa peste, la verdadera peste porcina, son los políticos.

Sí, todos. De la A a la Z. De la izquierda a la derecha.

Los que gobiernan, los que aspiran a gobernar, los que pactan, los que venden, los que traicionan y los que se camuflan. Los partidos tradicionales, los supuestos “antisistema”, los recién llegados y los eternamente acomodados. Todos, absolutamente todos, llevan años infectando este país con su codicia, su cobardía y su servilismo.

Una peste que no viene del campo, sino de los despachos.

La peste porcina que se esparce por España no está en las granjas ni en los montes. Está en los parlamentos, en los ayuntamientos, en las diputaciones, en los gobiernos autonómicos y en todas esas instituciones sobredimensionadas que chupan del presupuesto como sanguijuelas con corbata.

Allí se gestan las verdaderas enfermedades del país: el parasitismo institucional, el clientelismo, la mentira programada, la manipulación mediática y la corrupción que se ha convertido en rutina.

Mientras tanto, los españoles reales —los que trabajan, madrugan, pagan impuestos, cumplen y sostienen este edificio podrido— contemplan cómo una élite política se dedica únicamente a servirse a sí misma

La Agenda 2030: la vacuna que nunca pidieron y que ahora nos imponen

La casta política, unificada por intereses que van mucho más allá de las siglas, ha encontrado en la Agenda 2030 su dogma y su escudo. Todos, sin excepción, se han arrodillado ante ese programa globalista que actúa como una cadena de obediencia supranacional.

Da igual quién gobierne: todos ejecutan lo mismo, todos aceptan la misma sumisión, todos aplican los mismos criterios que desmantelan soberanías, identidades, libertades y tradiciones.

La verdadera peste porcina no destruye animales: destruye países.

Y España es uno de sus campos de experimentación favoritos.

Una invasión silenciosa que lleva décadas avanzando

Porque esta peste no es de ayer.

No empezó con Sánchez, ni con Zapatero, ni con Rajoy, ni con Aznar.

Es mucho más profunda.

Lleva décadas penetrando en cada rincón del Estado.

Se ha metido en la educación, en la justicia, en la televisión, en los sindicatos, en las ONG subvencionadas, en los medios domesticados por la publicidad institucional y en todas las estructuras creadas para que una minoría viva a costa de una mayoría cada vez más exprimida.

Los españoles llevan demasiados años soportando los efectos de esta infección política que se extiende sin límite: precariedad, impuestos confiscatorios, pérdida de libertades, ataques a la familia, imposición ideológica, división territorial, manipulación histórica y una degradación moral absoluta.

El ciudadano: la única víctima de verdad.

Mientras ellos se enriquecen, tú pagas.

Mientras ellos pactan, tú obedeces.

Mientras ellos imponen dogmas, tú aguantas.

Mientras ellos se blindan, tú te desangras.

Ellos jamás sufren las consecuencias de sus decisiones.

Jamás pagan su incompetencia.

Jamás sienten el dolor que provocan.

Son una élite intocable, protegida por leyes hechas a su medida, por medios cómplices y por millones de euros en sueldos, dietas, asesores y chiringuitos.

La peste porcina política: el enemigo interior

La peste verdadera no está en un animal que jamás hará daño a España.

La peste real está en quienes han convertido este país en un corral político donde los ciudadanos son la piara domesticada y ellos los dueños del pienso.

España no se hunde por un virus.

España se hunde por culpa de quienes se han instalado en el poder para destruirla desde dentro.

Y mientras no seamos capaces de señalarlo con claridad, sin miedo y sin indulgencias, esta peste seguirá avanzando, seguirá pudriendo lo que queda de nuestra nación y seguirá alimentándose de nuestro silencio.

Carlos Garcés.
3 de diciembre de 2025.











"SENATOR". Carlos Garcés.

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