VOX, PP, PSOE, PODEMOS Y EL RESTO DE PARTIDOS E INSTITUCIONES: FRANCO JAMÁS SE HUBIERA ATREVIDO A HACER CON EL PUEBLO ESPAÑOL LO QUE HABÉIS HECHO VOSOTROS. Por Carlos Garcés.
VOX, PP, PSOE, PODEMOS Y EL RESTO DE PARTIDOS E INSTITUCIONES: FRANCO JAMÁS SE HUBIERA ATREVIDO A HACER CON EL PUEBLO ESPAÑOL LO QUE HABÉIS HECHO VOSOTROS. Por Carlos Garcés.
Hoy, en el 50 aniversario del fallecimiento de Francisco Franco, vuelvo a escuchar críticas y descalificaciones de todo tipo por parte de quienes llevan décadas pisoteando los derechos, las libertades y la dignidad de los españoles. Resulta casi grotesco ver a los mismos partidos que han utilizado el poder para destruir la nación, manipular la historia y someter al pueblo, presentarse como jueces morales del pasado. Es precisamente esa incoherencia lo que me anima a escribir este artículo: porque ya es insoportable que los mayores responsables del deterioro de España se atrevan a señalar, insultar o despreciar a quien gobernó en circunstancias infinitamente más duras y nunca hizo ni la centésima parte de las tropelías que ellos han cometido en estas últimas décadas.
Desde la llamada "Transición" hasta hoy, todos los partidos que han pasado por el poder y por la oposición, sin excepción alguna: PP, PSOE, PODEMOS, VOX y todo el arco parlamentario han demostrado una incapacidad total para defender los intereses de España y de los españoles. Han convertido la política en un mercado al servicio de lobbies, burócratas, intereses extranjeros y redes clientelares que nada tienen que ver con el bien común. Han vaciado la nación de contenido, han destruido la autoridad moral del Estado, han entregado nuestra soberanía y han usado al ciudadano como simple herramienta electoral. Y, mientras tanto, se permiten el lujo de insultar al pasado, al que levantó España, de reescribirlo a su conveniencia y de presentarse como salvadores de una democracia que ellos mismos han corroído desde dentro.
Hablan de Franco con desprecio para ocultar que lo que la clase política actual ha hecho con España no tiene precedentes: ruptura social, división artificial, corrupción estructural, destrucción de instituciones, entrega de competencias esenciales, manipulación mediática y un desprecio absoluto por la verdad. Y en los últimos años, además, los españoles hemos sido testigos de cómo nuestros Derechos más básicos podían ser suspendidos, limitados o despreciados con una facilidad que debería avergonzar a cualquier bien nacido y que se llame demócrata. Lo hicieron, además, bajo el pretexto de crisis y emergencias que les sirvieron para probar hasta dónde podían someter al ciudadano con medidas que jamás se habrían imaginado en otras épocas. Y han causado y continúan causando a diario un gravísimo daño irreparable e irreversible.
Por eso resulta tan hipócrita que los mismos partidos que han pisoteado la libertad, la prosperidad y la unidad de España se sientan con la autoridad moral suficiente para señalar, juzgar o condenar el pasado. Lo hacen para distraer, para manipular y para evitar que el pueblo mire hacia donde realmente debería mirar: hacia quienes lo han traicionado, lo han empobrecido y lo han dividido durante tantos años. Lo cierto es que el Generalísimo Franco jamás se habría atrevido a hacer ni la centésima parte de lo que han hecho.
Este artículo pretende simplemente recordar que antes de criticar con tanta ligereza a quienes ya no pueden defenderse, más valdría que los partidos actuales pidieran perdón por los gravísimos crímenes de lesa humanidad que ellos mismos han causado y que se pusieran a disposición judicial. Y que dejaran de utilizar el pasado como cortina de humo para ocultar su fracaso.
Porque si algo ha quedado claro con el paso del tiempo es que la verdadera agresión a España, a su identidad, a su economía, a su cultura y a su pueblo, no ha venido del pasado, sino de los que llevan cinco décadas gobernando sin escrúpulos, sin principios y sin respeto por la nación.
VOX, PP, PSOE, PODEMOS Y RESTO DE PARTIDOS POLÍTICOS E INSTITUCIONES DEL ESTADO, TODOS CULPABLES:
Durante décadas la política española se ha basado en un gran mito: la idea de que, tras la Transición, España entró en una era de libertad, progreso y respeto al ciudadano. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que ese relato era una mentira cuidadosamente construida. La realidad es que todas las formaciones políticas que han gobernado, sin excepciones, han traicionado la confianza del pueblo y han utilizado el poder para su propio beneficio, jamás para el bien común.
Hoy, después de tantos años de sometimiento, manipulación ideológica, ingeniería social y servilismo ante intereses externos, podemos afirmar sin miedo que ningún gobernante del pasado se habría atrevido a vulnerar tan profundamente los Derechos, la dignidad y la libertad de los españoles como lo han hecho los partidos que han ocupado el poder en estas últimas décadas.
Una clase política que ha convertido España en un experimento social.
En nombre de la modernidad, de Europa, de la “democracia” y de los eslóganes vacíos, PP, PSOE, PODEMOS, VOX y los partidos satélites han ido entregando parcelas enteras de soberanía nacional.
Han permitido que España se convierta en un laboratorio: de ingeniería social, de manipulación mediática, de destrucción cultural, de polarización artificial, de enfrentamiento civil fabricado desde arriba.
Mientras tanto, el pueblo español ha sido tratado como un sujeto pasivo al que se usa para legitimar decisiones ya tomadas de antemano.
La traición se hace visible en los momentos de crisis:
Las últimas crisis lo han demostrado sin pudor: mientras los ciudadanos sufrían, los partidos aprovechaban para aumentar su control sobre la población, restringir libertades, imponer medidas sin base científica sólida y justificar cualquier abuso bajo el paraguas de la “protección” o de la “seguridad”.
Lo que ha ocurrido en los últimos años no ha sido transparencia ni democracia: ha sido un ejercicio brutal de poder, disfrazado de responsabilidad institucional.
Y todos los partidos, TODOS SIN EXCEPCIÓN, han sido y son cómplices.
Agenda exterior, intereses ajenos y desprecio por la nación:
España lleva décadas gobernada por dirigentes que actúan en función de organismos, lobbies, fundaciones, intereses financieros o agendas internacionales que nadie ha votado.
La criminal y genocida AGENDA 2030 no es más que uno de los ejemplos más evidentes de esa entrega completa a poderes externos.
NO LEGISLAN PARA ESPAÑA.
NO LEGISLAN PARA EL BIENESTAR DE LOS ESPAÑOLES.
LEGISLAN PARA MANTENER SU SILLA, SU SUELDO Y SU OBEDIENCIA AL ORDEN GLOBAL QUE LES SOSTIENE. Una España agotada por sus supuestos “demócratas”.
El resultado está a la vista: un país dividido artificialmente, una sociedad cada vez más pobre, una juventud sin futuro, instituciones vaciadas de sentido, un sistema partidocrático que solo se sostiene por la propaganda, un pueblo al que se le exige obediencia y silencio, jamás participación real.
Y mientras tanto, estos mismos políticos, que se creen con autoridad moral para juzgar el pasado, han cometido atropellos contra las libertades que ningún gobernante anterior habría podido imponer sin generar un levantamiento nacional.
Lo más indignante es escuchar a los dirigentes de hoy dar lecciones de ética mientras: censuran, dividen, manipulan, insultan al pueblo que dicen representar, utilizan la educación como arma, y gobiernan con desprecio absoluto hacia la nación que deberían defender.
Ellos, precisamente ellos, se atreven a juzgar, a señalar y a pontificar. ELLOS, QUE HAN TRAICIONADO A ESPAÑA COMO NADIE ANTES.
Ya es hora de decirlo alto: la verdadera amenaza para España no está en el pasado, sino en quienes gobiernan hoy.
Políticos sin principios, sin patriotismo, sin vergüenza, que HAN CONVERTIDO UNA NACIÓN CON HISTORIA EN UN FEUDO PARTIDISTA AL SERVICIO DE INTERESES AJENOS.
Y mientras sigan ocupando el poder quienes viven de la división, la mentira y la sumisión, España seguirá perdiendo aquello que la hizo grande: su dignidad, su soberanía y la unidad de su pueblo.
20 de noviembre de 2025.

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