LA VERDAD QUE NADIE QUIERE ENTENDER: LO PRIVADO SE RESPETA, LO PÚBLICO SE JUZGA. Por Carlos Garcés.


LA VERDAD QUE NADIE QUIERE ENTENDER: LO PRIVADO SE RESPETA, LO PÚBLICO SE JUZGA. Por Carlos Garcés.


Hay verdades que no necesitan gritarse, pero que, por la ceguera generalizada de un país que prefiere vivir en la apariencia, uno se ve obligado a repetir una y otra vez. Y esta es una de ellas:  LO PRIVADO Y LO PÚBLICO NO SON LO MISMO. Y mientras los españoles sigan confundiendo esas dos dimensiones, seguirán tomando decisiones erróneas, eligiendo mal, exigiendo poco y aceptando demasiado.

Lo digo con la tranquilidad de quien no debe nada a nadie. Con la voz de quien ha pasado casi cuatro décadas en la gestión empresarial privada donde las cosas se dicen como son, sin rodeos, sin filtros y sin sentimentalismos vacíos.

Con la experiencia del que pisó el mundo de la política apenas un año y medio y tuvo la dignidad de dimitir el 2 de octubre de 2017, descubriendo en primera persona cómo funciona la maquinaria partidista, sus silencios, sus servidumbres, sus cobardías y sus intereses inconfesables.

Y lo digo también como quien, desde hace cinco años, tuvo el valor, y la responsabilidad moral, de alzar la voz contra la falsa pandemia y enfermedad del COVID cuando casi nadie lo hacía. No lo hice por un partido, ni por un lobby, ni por un interés personal. Lo hice porque era cierto. Lo hice porque era justo. Lo hice porque alguien debía denunciar lo que estaban haciendo y continúan haciendo con nosotros.

Y como consecuencia de ello desde 2017 defiendo públicamente la rebeldía y la desobediencia y me abstengo en las votaciones. Porque yo no legitimo a quienes pisotearon Derechos y libertades básicos.

No participo en un simulacro democrático donde la gente vota la sonrisa, el peinado, la juventud o la simpatía del líder de turno, mientras acepta como ovino el incumplimiento sistemático de promesas, la sumisión a agendas externas y la erosión constante de libertades fundamentales.


LA GRAN CONFUSIÓN ESPAÑOLA: JUZGAR LO QUE NO TOCA Y CALLAR DONDE HAY QUE HABLAR:


En España, lamentablemente, se ha instalado una costumbre infantil y superficial: juzgar a los políticos como personas privadas y no como cargos públicos.

La gente vota porque “es buen chico”, porque “es simpática”, porque “es de fiar”, porque “parece buena persona”.

Y sí, puede que lo sean. Algunos de los políticos que he conocido en su ámbito personal lo son: buenos padres, buenos hijos, buenos esposos, gente amable, educada, respetuosa. Y nunca he tenido ni tendré nada que reprocharles en ese plano.

Pero ESA NO ES LA CUESTIÓN.

La pregunta no es si son buenas personas. La pregunta es si son buenos servidores públicos, si defienden el progreso y el bienestar de los ciudadanos, si respetan las libertades, si cumplen lo que prometen, si protegen al ciudadano o si se doblegan al primer soplo de poder.

La política no es un certamen de simpatía.

La política no es un concurso de belleza.

La política no es un desfile de moda, ni una pasarela de egos.

La política es, o debería ser, el lugar donde se decide sobre la vida, la salud, la libertad y los Derechos esenciales de los ciudadanos.

Y ahí, en lo público, no hay maquillaje que valga.

Ahí no sirve ser guapo.

Ahí no basta con caer bien.

Ahí se juzga el acto, no la sonrisa.

Ahí se exige la verdad, no la pose.

POR ESO YO SOY DURO: PORQUE HABLO DE LO PÚBLICO

A mí se me acusa, por parte de quienes no entienden nada, de ser muy duro.

Claro que soy muy duro.

¿Cómo no serlo ante una casta política e institucional que está pisoteando nuestros Derechos más elementales con la excusa de una falsa pandemia y enfermedad y con la implementación de una criminal AGENDA en todos los rincones de España?

¿Cómo no serlo cuando nos venden esa AGENDA 2030 como si fuera un manual de progreso cuando es, en realidad, un mecanismo de control y sometimiento?

¿Cómo no serlo cuando veo a millones de ciudadanos aplaudir lo que les reduce la libertad (antenas 5G, cámaras de control facial en la vía pública, protocolos y robotización tecnológica....), celebrarlo como si fuera un regalo y defenderlo como si fuera un dogma?

SI, SOY MUY DURO.

Y lo soy porque HABLO DE LO PÚBLICO y de su repercusión en la vida privada de los ciudadanos, NO DE LO PRIVADO.

Lo soy porque, en un contexto de agresión abierta contra los Derechos de las personas, la suavidad sería complicidad.

Lo soy porque estamos, literalmente, en un ESTADO DE LEGÍTIMA DEFENSA.

Y en legítima defensa no se habla bajito.

En legítima defensa no se dulcifica el lenguaje.

En legítima defensa no se negocia la verdad.

NO HAY NADA PERSONAL: SOLO HAY VERDAD

Que quede bien claro: en lo personal jamás insulto a nadie.

JAMÁS.

Respeto la vida privada de cada individuo, su familia, sus circunstancias, sus virtudes y sus defectos.

Pero lo público es otra cosa.

LO PÚBLICO ES SAGRADO PORQUE NOS AFECTA A TODOS.

Y cuando alguien traiciona lo público, cuando alguien incumple, cuando alguien miente, cuando alguien se somete a intereses extranjeros, cuando alguien pisotea Derechos, entonces sí: ahí mi obligación moral es denunciarlo con toda la fuerza que sea necesaria.

Porque callar sería traición.

Porque dulcificar sería mentira.

Porque disfrazar la realidad sería colaborar con ella.

MI FORMA DE ESCRIBIR: RIGOR, EXIGENCIA Y VERDAD

Yo escribo con rigor porque es la única forma seria de analizar la realidad.

Yo escribo con exigencia porque la exigencia es la base de cualquier sociedad que aspire a ser libre.

Yo escribo sin casarme con nadie porque detrás de mí no hay partidos, ni intereses, ni ambiciones.

Solo hay una cosa: LA VERDAD.

Y si la verdad molesta, que moleste.

Si incomoda, que incomode.

Si duele, que duela.

Porque solo la verdad, entera, sin adornos, sin concesiones, tiene la fuerza de cambiar las cosas.

Y yo, mientras tenga voz, seguiré diciendo exactamente lo que veo, lo que sé y lo que creo.

Con dureza, con claridad, con respeto a la vida privada, y con absoluta firmeza frente a lo público.

PORQUE LO PRIVADO SE RESPETA.

Pero LO PÚBLICO SE JUZGA, SE ANALIZA Y SE DENUNCIA. Y SI ES NECESARIO, SE COMBATE Y SE ELIMINA.

Y eso, aunque a muchos les cueste entenderlo, es precisamente lo que España necesita.

Carlos Garcés.
23 de noviembre de 2025.











"SENATOR". Carlos Garcés.

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