LA SABIDURÍA DE 108 PRIMAVERAS: PERE QUINTANA Y LA SERENIDAD COMO LEGADO. Por Carlos Garcés.
Hace unos dias, La Vanguardia publicó la historia de Pere Quintana, un hombre que se acerca a los 109 años de vida y que, con una serenidad admirable, comparte aquello que ha aprendido con el paso del tiempo. Su testimonio, lejos de lo superficial o anecdótico, nos invita a pensar en lo esencial: cómo vivir, cómo aceptar, cómo no desgastarnos en lo que no depende de nosotros.
Su relato no es teórico, ni pretende enseñar a nadie. Es la voz calmada de quien ha vivido mucho, ha amado intensamente y ha atravesado dificultades sin perder la paz.
A los 70 años, Pere sufrió una hemorragia intestinal grave. Todo parecía indicar que iba a ser operado, pero sorprendentemente se recuperó sin cirugía. Desde entonces —según él mismo afirma— no ha vuelto a sentir dolor.
Este episodio marcó un antes y un después, pues aprendió algo decisivo: el cuerpo nos habla, y si lo escuchamos, rara vez se equivoca.
Durante 23 años cuidó de su esposa enferma. No lo vivió como carga ni sacrificio, sino como una expresión natural del amor. Sin quejas. Sin dramatismos. Dignidad y fidelidad ante lo difícil.
No habla de dietas milagrosas ni de disciplinas espartanas.
La esencia de su larga vida cabe en tres principios claros:
1. Escuchar el cuerpo.
Saber cuándo avanzar y cuándo detenerse.
2. No preocuparse por lo que no se puede cambiar.
La serenidad es una decisión diaria.
3. Mantener viva la curiosidad y el deseo de vivir.
Mientras uno tenga interés por algo, sigue siendo joven.
Hoy vivimos en una sociedad ansiosa, acelerada y llena de ruido.
Pere representa lo contrario: la hondura de lo sencillo.
No hace falta acumular experiencias brillantes para vivir bien; a veces basta con mirar la vida despacio, respetarla, agradecerla, cuidarla.
Su historia nos invita a preguntarnos:
¿Nos escuchamos de verdad?
¿Vivimos obsesionados con controlar lo incontrolable?
¿Sabemos aceptar lo que llega, sin perder el ánimo?
Son preguntas necesarias. Y quizás urgentes.
Pere Quintana no busca ser ejemplo de nada.
Y quizá por eso lo es.
Su vida nos recuerda que la paz, el amor y la aceptación no son debilidad, sino madurez.
La vida se hace larga cuando se vive con calma.
Cuando no se lucha contra todo.
Cuando se abraza lo que es.
Y tal vez, solo tal vez, ahí esté el secreto de llegar lejos.
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