LA CRUZ DEL VALLE Y LO QUE HA DEJADO EL 50.º ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE FRANCO: SE CONFIRMAN LAS COMEDIETAS Y MANIPULACIONES DE ESO QUE SIGUEN LLAMANDO “EXTREMA DERECHA” Y SUS ORGANIZACIONES ADLÁTERES. Por Carlos Garcés.


LA CRUZ DEL VALLE Y LO QUE HA DEJADO EL 50.º ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE FRANCO: SE CONFIRMAN LAS COMEDIETAS Y MANIPULACIONES DE ESO QUE SIGUEN LLAMANDO “EXTREMA DERECHA” Y SUS ORGANIZACIONES ADLÁTERES. Por Carlos Garcés.


Ya han pasado los días del 50.º aniversario del fallecimiento del Generalísimo Franco y, como anticipé el pasado 1 de abril, todo lo anunciado se ha cumplido punto por punto.

La realidad —cruda, tozuda y reveladora— no ha hecho más que confirmar lo que entonces advertí: más comedietas, más folclores, más manipulaciones y más engaños procedentes de eso que algunos insisten en llamar “derecha”, “extrema derecha” o “movimientos cívico-culturales”.

De los creadores de los eternos “ El Valle no se toca”, “No pasarán”, “Franco, Franco, Franco”, “Rezos del Rosario”, “Viva España” y “Gobierno dimisión”, hemos asistido —como estaba cantado— a una nueva representación teatral, idéntica en forma y vacía en contenido.

El mismo espectáculo de siempre: gesticulación sin acción, consignas huecas, simbología desordenada y una puesta en escena que solo sirve para entretener mientras el país a diario se desangra.

Tal como anuncié, el acercamiento al nuevo ataque previsto contra el Valle de los Caídos y la conmemoración del 50.º aniversario de la muerte de Franco, volvió a activar a los mismos grupos de siempre.

Circo garantizado.

Circo asegurado.

Circo consumido sin pensar.

Todo ello lleno de discursos inflados, declaraciones altisonantes y una épica tan artificial como inútil.

Detrás de ese teatro siguen estando los mismos nombres:

VOX, Falange, Hazte Oír, Denaes, Somatemps, Convivencia Cívica Catalana, Fundación Francisco Franco, Espanya i Catalans, Club Empel, Luz de Trento y una interminable lista de organizaciones adláteres, todas ellas especialistas en aparecer cuando la cámara está encendida y desaparecer cuando hay que actuar de verdad.

Y, como ya señalé hace meses, todas estas entidades han continuado con su pose de estar “contra la AGENDA 2030”, pero solo cuando resulta rentable y en aquellos puntos que sirven a sus intereses.

No es desconocimiento.

No es ingenuidad.

Es colaboración sistemática con el propio sistema, cumpliendo a la perfección su función: distraer a un público lleno de ilusos y evitar que se centren en lo verdaderamente importante.

(Ver: “Dicen que están en contra de la Agenda 2030 pero…”)

También advertí que ninguno de estos grupos actuó con la dignidad y determinación que exigía la exhumación de Franco.

Se escondieron.

Relativizaron.

“Negociaron”.

Usaron el lenguaje enemigo (“traslado de huesos”) para minimizar el desastre.

Y lo que vino después —José Antonio, la reorganización simbólica del Valle y todo lo que aún tienen previsto— no fue sino la consecuencia lógica de aquella cobardía colectiva.

(Para quienes hoy prefieren olvidar, dejé publicado un dossier recordando los artículos de aquella época.)

Durante las últimas semanas se han multiplicado —como también anticipé— los vídeos, artículos, congresos, presentaciones, actos, rosarios públicos, concentraciones y manifestaciones que simulan firmeza, pero que no contienen ni una chispa de acción real.

Espectáculos de un día que se disuelven, como siempre, en cuanto se apagan altavoces y pancartas.

Un azucarillo en una taza de café caliente.

Todas estas organizaciones siguen entregando micrófonos a políticos de VOX y otras formaciones que —igual que el resto de partidos del país— son responsables directos de implementar en cada rincón de España la criminal y genocida AGENDA 2030.

Lo afirmé entonces y lo repito hoy:

En una sociedad decente, todos ellos estarían ante la justicia.

Todos sin excepción.

También anticipé que militares ya retirados volverían a aparecer con discursos altisonantes, tan grandilocuentes como inútiles, hablando solo cuando ya no arriesgan nada.

Si Franco hubiera hecho lo mismo, si hubiera esperado a la reserva para abrir la boca, España jamás habría sobrevivido como nación.

Y no, tampoco me equivoqué en esto:

Si Franco o José Antonio levantaran la cabeza, escupirían a todos estos “patriotas de hojalata”, que viven del recuerdo ajeno y que son incapaces de sacrificar nada por la verdad, por la justicia o por España.

En medio de este panorama, apenas unas pocas personas —individuales, libres, no sometidas a ningún grupo— han demostrado dignidad y coherencia en este asunto.

Muy pocas.

Demasiado pocas para un país que se desmorona.

Mientras tanto, EXpaña continúa por la pendiente del abismo:

Menos libertad, menos salud, menos Derechos, más control, más robotización, más transhumanización, más obediencia ciega a la Agenda 2030.

Todo ello gracias a las acciones y omisiones de ese 99,5% de españoles que no mueven un dedo, no piensan, no actúan y no quieren ver.

Hoy, ya pasado el aniversario, puedo afirmarlo sin matices:

Todo lo que advertí el pasado 1 de abril se ha cumplido.

ESPAÑA NO NECESITA MÁS PROFETAS.

NECESITA VALIENTES.


Carlos Garcés
28 de noviembre de 2025









"SENATOR". Carlos Garcés.

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