EL MIEDO COMO HERRAMIENTA DE PODER: DEL LOCO DE LA COLINA A LA CRIMINAL Y GENOCIDA AGENDA 2030. Por Carlos Garcés.
EL MIEDO COMO HERRAMIENTA DE PODER: DEL LOCO DE LA COLINA A LA CRIMINAL Y GENOCIDA AGENDA 2030. Por Carlos Garcés.
Hay discursos que no envejecen, no porque sean nostálgicos, sino porque siguen señalando con precisión quirúrgica las mismas trampas de siempre. Jesús Quintero, el Loco de la Colina, fue uno de los pocos que se atrevió a mirar a cámara y decir algo que hoy parece más evidente que nunca: se pasan la vida asustándonos. Y lo hacen porque el miedo es la argamasa con la que los poderosos consolidan su dominio sobre sociedades que, paralizadas, piden protección a quienes las manipulan.
Aquel monólogo de Quintero, rescatado hoy del olvido digital, es un espejo que refleja lo que llevamos viviendo desde el 14 de marzo de 2020: la institucionalización del miedo como forma de gobierno. No fue un accidente, no fue improvisación. Fue un ensayo general de algo mucho más profundo: el modelo mental de la criminal y genocida AGENDA 2030, esa AGENDA que se ha convertido en dogma político, moral y social, repetida a machamartillo en cada ayuntamiento, en cada escuela, en cada medio, como si fuera la nueva tabla de salvación de una humanidad sin criterio.
Jesús Quintero enumeraba miedos fabricados, miedos magnificados, miedos oportunamente inflados:
las armas de destrucción masiva, la capa de ozono, la gripe aviar, las vacas locas, la sequía, las inundaciones, las drogas, la exposición al sol, el exceso de peso…
Y lo decía con una lucidez que hoy duele: “Se pasan la vida metiéndonos el miedo en el cuerpo… porque saben que es más fácil gobernar a una sociedad asustada.”
¿Y qué ha sido la criminal y genocida AGENDA 2030 sino la coronación política de ese mecanismo?
El miedo como brújula.
El miedo como chantaje.
El miedo como herramienta.
Desde aquel 14 de marzo de 2020, los ciudadanos hemos sido convertidos en súbditos. Se nos encerró, se nos silenció, se nos culpó por respirar, por abrazar, por vivir. Y cuando todo pasó, cuando ya se vio que el miedo había funcionado, apareció el siguiente capítulo: un paquete ideológico global revestido de colores amables, logotipos multicolor y palabras vacías, pero sostenido sobre la misma base que Quintero denunció: el control emocional.
Porque la criminal y genocida AGENDA 2030 no se impone con argumentos: se instala a través del miedo.
– Miedo climático.
– Miedo energético.
– Miedo social.
– Miedo sanitario.
– Miedo al disidente.
– Miedo al que piensa.
Y mientras tanto, las verdaderas tragedias de la humanidad —el hambre, la desigualdad real, la violencia, la corrupción, las guerras, las mafias, la destrucción de la familia, el adoctrinamiento infantil, el suicidio juvenil— son silenciadas o utilizadas solo cuando ayudan a reforzar el relato. Exactamente igual que decía Quintero: “Nos asustan con cosas que no existen, o si existen apenas matan, pero callan lo que de verdad destroza vidas.”
La AGENDA 2030 ha colonizado pueblos y ciudades con la misma facilidad con la que se coloniza la mente de una población asustada. Ha convertido la vida diaria en una sucesión de consignas, logos, ceremonias vacías y eslóganes incuestionables. Y lo más grave: ha conseguido que mucha gente se sienta moralmente superior repitiendo ese catecismo sin entender lo que hay detrás.
Jesús Quintero, desde su voz pausada, desde esa sabiduría de quien ha visto demasiado, ya lo advirtió:
“Saben que el miedo justifica y bendice la mano dura.”
No hablaba solo del pasado. Hablaba del presente que vivimos hoy, y del futuro que quieren imponernos.
Porque el objetivo no es salvar al planeta, ni mejorar la vida de nadie. El objetivo es gobernar conciencias a través del miedo, igual que se gobierna a un niño amenazándole con el coco.
Y lo más indignante es que muchos, demasiados, siguen sin verlo, o sin querer verlo, aplaudiendo a los políticos y esperando que lleguen las votaciones para volver a legitimar esa criminal y genocida AGENDA.
Hoy, al recuperar las palabras del Loco de la Colina, uno entiende que aquella advertencia no era retórica: era profecía. Y que la única defensa que nos queda es recuperar lo que ellos temen:
LA LIBERTAD INTERIOR, LA REBELDÍA, LA DIGNIDAD Y LA CAPACIDAD DE DECIR BASTA.
Porque una sociedad que deja de tener miedo deja de ser gobernable por los que viven del miedo.
Y es ahí, querido lector, donde empieza la verdadera rebeldía frente a esta maquinaria ideológica que pretende decidir cómo debemos vivir, pensar, actuar y hasta sentir.
Jesús Quintero lo dijo.
La historia lo confirmó.
Y nosotros, después de 2020, lo estamos viviendo a diario, en carne propia, en barrios, pueblos y ciudades.
18 de noviembre de 2025.

Comentarios
Publicar un comentario