"EL HOMBRE QUE APRENDIÓ A ESTAR SOLO YA NO BUSCA COMPAÑÍA. BUSCA PAZ". Por Carlos Garcés.

"EL HOMBRE QUE APRENDIÓ A ESTAR SOLO YA NO BUSCA COMPAÑÍA. BUSCA PAZ". Por Carlos Garcés.


Existe una frase capaz de provocar una reflexión profunda:

“¿Sabías que el hombre que aprendió a estar solo ya no busca compañía? Busca paz. Porque la soledad no le asusta, le protege.”

Muchos hombres se reconocen en esas palabras, aunque no siempre fue así. Cuando se es joven, se busca compañía como quien busca aire. Se cree necesitar estar rodeado, acompañado, comprendido… aunque sea a medias. Pero la vida, con sus decepciones, sus traiciones, sus promesas incumplidas y sus silencios más dolorosos, termina enseñando algo que ninguna escuela enseña: que la verdadera plenitud comienza cuando una persona aprende a estar sola sin sentirse vacía.

Existe también un vídeo al que algunos vuelven una y otra vez. En él, una mujer expresa una idea que representa a muchos hombres maduros:

“Si ves a un hombre solo, guapo, inteligente, no pienses que es orgulloso ni raro. Tal vez es un hombre que ya vivió demasiado, que ya sufrió promesas rotas, palabras que no se cumplieron, y que ha elegido la paz antes que una cara bonita. Y si algún día ese hombre decide entregar su corazón, lo hará a quien le ame y le valore por lo que es, no por lo que tiene.”

Esa reflexión resume una verdad profunda: llega una edad en la que la compañía deja de ser una necesidad y pasa a ser una elección. Una etapa de la vida en la que el amor ya no se mide por regalos ni apariencias, sino por respeto, presencia sincera y silencios compartidos.

Sin embargo, en el mundo actual el amor parece desvanecerse. Lo romántico se ridiculiza, la ternura se sustituye por la prisa y el deseo más noble se reemplaza por el interés más frío. Todo se ha vuelto material, utilitario, desechable. Ya no se busca conocer el alma del otro, sino si conviene, si sirve, si encaja en los planes propios.

Vivimos tiempos de robotización emocional. Las nuevas tecnologías, lejos de acercar, han distanciado como nunca. Se habla más que nunca, pero se escucha menos que nunca. Se está más conectado que nunca, pero más solo que nunca. La superficialidad ha reemplazado al compromiso, el cuerpo ha desplazado al corazón, y el amor —ese amor que antes se escribía en cartas y se expresaba en pequeños gestos— se ha convertido en una notificación más en un teléfono.

Pero que nadie se confunda:

Amar la vida y amar el amor sigue siendo una verdad esencial.

Muchos hombres creen profundamente en la belleza de compartir la existencia, en la unión entre hombre y mujer como algo esencial del ser humano. Porque no es bueno que el hombre esté solo. Porque la plenitud auténtica nace del amor mutuo, sincero y comprometido.

Lo que ocurre es que, cuando ese amor es traicionado o vaciado de significado, se aprende a refugiarse en la paz.

No por renuncia al amor, sino porque no se está dispuesto a mendigarlo.

Y si el corazón vuelve a abrirse algún día, no será por soledad, sino por verdad.

Estar solo no es la mejor condición del ser humano, pero sí la más digna cuando todo lo demás ha sido falsedad.

Y mientras llega alguien que valore lo que una persona es —y no lo que tiene— muchos hombres se quedan con su paz, que les cuida y les protege.

Carlos Garcés.
21 de julio de 2025.










"SENATOR". Carlos Garcés.

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