PARTIDOS POLÍTICOS, DEJEN DE CONFUNDIR Y MANIPULAR. EL PROBLEMA NO ES EL METÁLICO, ES LA OPACIDAD. Por Carlos Garcés.
PARTIDOS POLÍTICOS, DEJEN DE CONFUNDIR Y MANIPULAR. EL PROBLEMA NO ES EL METÁLICO, ES LA OPACIDAD. Por Carlos Garcés.
Se ha abierto, una vez más, el debate sobre el uso del dinero en efectivo. Quienes defendemos su permanencia lo hacemos en nombre de la LIBERTAD INDIVIDUAL, la PRIVACIDAD FINANCIERA y la protección de quienes no pueden ni deben quedar sometidos al control digital de los bancos o del Estado. No defendemos privilegios, defendemos DERECHOS FUNDAMENTALES.
Sin embargo, lo que hoy se está viendo en España es otra cosa: una escenificación grotesca. Partidos políticos y dirigentes que se acusan mutuamente por haber pagado en metálico, como si el simple hecho de usar efectivo fuera en sí mismo un delito. Teatro barato para distraer a los ingenuos y mantener entretenido al rebaño.
Porque la verdad es simple, y la conocen todos:
USAR EFECTIVO ES LEGAL.
SIEMPRE LO HA SIDO.
Y TIENE QUE SEGUIR SIÉNDOLO.
Pero ahora nos quieren hacer creer que efectivo = corrupción. Una trampa más discursiva, una manipulación deliberada. Si un pago en metálico está declarado, justificado y dentro de los límites establecidos por la ley, no hay absolutamente nada que cuestionar. Y Punto.
Lo demás es propaganda.
La crítica honesta no tiene que dirigirse al medio de pago, sino a su uso. La cuestión no es si hay billetes sobre la mesa; la cuestión es si hay transparencia o hay ocultación. Y quien oculta, lo hace igual con metálico, con transferencias, con sociedades pantalla o con fundaciones fantasma. El corrupto no necesita billetes; le basta el silencio cómplice del sistema.
Lo que están haciendo ahora ciertos partidos políticos, acusarse unos a otros por pagar en efectivo, no es una defensa de la ética pública. Es una guerra de barro entre quienes viven de nuestro dinero y quieren seguir desviando la atención del verdadero problema:
La ausencia total de transparencia real.
La financiación política opaca.
La red de favores que nadie declara y todos conocen.
Que no nos tomen por idiotas.
No confundamos la libertad de pagar en metálico con el abuso de poder.
El metálico no es el enemigo.
El enemigo es la opacidad institucionalizada.
Por eso, la exigencia no es discutir si se paga con billetes o con tarjeta. La exigencia es esta:
Transparencia absoluta, trazabilidad cuando corresponda, y fin de la impunidad política.
Y no basta con pedirlo con urbanidad sino que los tenemos que echar a ellos, a la casta política e institucional, sin excepción alguna, que se alimenta de opacidad, a los beneficiarios de redes y favores, a los que han convertido la política en un negocio y en una comedia. Echándolos fuera, denunciándolos, impidiendo que sigan blindados por el silencio y las instituciones complacientes. No pido revancha; pido justicia democrática y limpieza pública. Quien no acepte someterse a la luz pública no merece administrar lo público.
30 de octubre de 2025.

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