EL CRIMEN MORAL DEL PODER EN ESPAÑA. ESTOS INDIVIDUOS NO ESTÁN LEGITIMADOS PARA GOBERNAR. Por Carlos Garcés.
EL CRIMEN MORAL DEL PODER EN ESPAÑA. ESTOS INDIVIDUOS NO ESTÁN LEGITIMADOS PARA GOBERNAR. Por Carlos Garcés.
Cuando el poder se convierte en un instrumento de sometimiento, pierde toda legitimidad moral.
Y eso es exactamente lo que ha sucedido en España: una clase política degradada, oportunista y sin escrúpulos, que ha transformado el poder en una maquinaria de control, manipulación y deshumanización.
Estos individuos no gobiernan, ejecutan un proyecto de sometimiento colectivo.
Han convertido la autoridad en servidumbre, el progreso en engaño y la libertad en una palabra vacía.
Pisotean, día tras día, los derechos fundamentales de los ciudadanos en todos los rincones del país, imponiendo un modelo de vida robotizado, tecnificado y desprovisto de alma.
Han reducido al ser humano a un código digital, a un dato, a una pieza prescindible dentro de sus oscuros protocolos tecnológicos.
Controlan la circulación, restringen la libertad, manipulan incluso el aire que respiramos y vigilan cada gesto bajo la máscara de la “modernidad” y la “seguridad”.
Nos venden como “avance” lo que no es más que un proceso sistemático de degradación humana y moral.
Nos llaman “sociedad del bienestar”, cuando en realidad es una sociedad anestesiada, obediente y dirigida por algoritmos.
Nos dicen que todo es por nuestro bien, mientras nos arrebatan la capacidad de decidir, de pensar y de vivir como personas libres.
Esto no es progreso: es un crimen moral, político y humano.
Y como todo crimen, tarde o temprano tendrá que ser juzgado.
Porque ningún poder, por más aparatoso o tecnificado que sea, puede escapar al juicio de la verdad ni al peso de la conciencia.
La historia ya ha demostrado que todo régimen que desprecia la dignidad humana acaba siendo condenado por ella.
Algún día, como en Núremberg, estos responsables tendrán que rendir cuentas ante la humanidad.
Y ese juicio no lo dictarán los tribunales complacientes ni los medios domesticados, sino la conciencia de los pueblos libres, la voz de quienes aún creen en la verdad, en la justicia y en la dignidad del ser humano.
27 de octubre de 2025.

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