CUANDO LA TELEVISIÓN ELEVABA EL ALMA. Por Carlos Garcés.

Rudyard Kipling. 

Grupo de grandes actores de rtve recitan el poema “Si…” de Rudyard Kipling. (1971).


CUANDO LA TELEVISIÓN ELEVABA EL ALMA. Por Carlos Garcés


Hubo un tiempo —no tan lejano, aunque hoy parezca perteneciente a otra era— en que la televisión fue un espacio para la cultura, la belleza y la reflexión. En los años 70, todavía existía la voluntad de educar, de transmitir valores, de ofrecer al espectador algo más que distracción momentánea.

Programas, obras teatrales televisadas, recitales poéticos y espacios dramáticos formaban parte natural de la parrilla. La pantalla no sólo acompañaba la vida cotidiana, sino que la iluminaba.

Entre aquellas joyas, permanece en la memoria el día en que un grupo de grandes actores recitó el poema “Si…” de Rudyard Kipling. Un texto que, desde su publicación, se convirtió en brújula moral para generaciones.

Un poema lleno de sabiduría y templanza, que invita a reflexionar sobre la vida, la fortaleza interior y la serenidad ante la adversidad.

Era la televisión uniendo arte, literatura y espíritu. La palabra con mayúscula ocupando el centro. La cultura tratada con respeto.

Yo viví aquellos años. Sé lo que era encender el televisor y encontrar algo que enriquecía. Sé lo que era emocionarse con una frase bien dicha, con un silencio lleno de significado, con una mirada que decía más que mil efectos especiales.

No necesitábamos escándalos, groserías ni ruido histérico. Bastaba un poema. Bastaba la verdad.

Hoy, en cambio, el panorama es otro. La televisión se ha convertido en un mercado de gritos, de vulgaridad, de manipulación emocional y moral. Se ha perdido la dignidad, la altura, la educación sentimental.

Parece que todo debe ser rápido, superficial, inconsistente. La cultura se ha reducido a espectáculo vacío y consumo inmediato y la miserable  política lo ha invadido todo.

Y sin embargo, como esos viejos tesoros que sobreviven al paso del tiempo, aquel poema recitado sigue hablándonos hoy.

Nos recuerda que ser fuerte no es gritar; que mantener la calma no es resignarse; que la verdadera grandeza es interior.

Nos recuerda que la vida exige coraje, templanza y fidelidad a uno mismo.

Quizás por eso vuelvo a estos fragmentos del pasado.

Porque en ellos encuentro lo que hoy falta:

dignidad, belleza, verdad.

Y porque, en el fondo, sé que lo que un día fue posible… me gustaría que un día pudiera volver a serlo.

Pero sólo si somos capaces de volver a la humanidad y reclamarlo con firmeza, sin concesiones, sin pedir permiso.

Carlos Garcés.
29 de octubre de 2025.











"SENATOR". Carlos Garcés.

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