PADRES POLÍTICOS Y NO POLÍTICOS. UN RECORDATORIO DE LO QUE SON AL SER CÓMPLICES DEL BOZAL IMPUESTO. Por Carlos Garcés.
PADRES POLÍTICOS Y NO POLÍTICOS. UN RECORDATORIO DE LO QUE SON AL SER CÓMPLICES DEL BOZAL IMPUESTO. Por Carlos Garcés.
Durante años, vimos a niños indefensos acudir a las aulas con mascarillas que no solo dificultaban su respiración, sino que también dañaban su desarrollo emocional, psicológico y social. Aquellos rostros cubiertos fueron el símbolo de una sociedad sometida y sin dignidad.
Y lo más grave: los padres lo permitieron. En lugar de rebelarse, proteger a sus hijos y plantar cara al atropello, TODOS callaron, obedecieron y miraron hacia otro lado. Aceptaron sin resistencia que sus pequeños crecieran bajo un clima de miedo, sumisión y manipulación.
No hay excusa posible. Quien debía ser escudo se convirtió en cómplice. La cobardía de una generación de padres entregó a sus propios hijos al altar de la obediencia ciega. Hoy, esas mismas familias arrastran las consecuencias de haber consentido un experimento social que marcó a fuego la infancia de millones de niños.
Nada se puede esperar de una sociedad enferma, que ni defiende la vida y salud de sus mayores ni la de sus propios descendientes. Una sociedad sin principios ni valores, incapaz de decir “NO” cuando más se necesitaba.
Idiotez, cobardía y colaboración con los 350 diputados y los demás que viven de la política, TODOS SIN EXCEPCIÓN, que trabajan a sueldo de los genocidas del Nuevo Orden Mundial. Esa es la verdad que duele, pero que no debe olvidarse.
En España, el mal se impuso al bien. Y lo hizo con la pasividad del 99,5% de la población que debió haber desobedecido y haber sido rebelde.


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