EL FALSO DIOS DEL PROGRESO, UN SUICIDIO COLECTIVO. Por Carlos Garcés.



EL FALSO DIOS DEL PROGRESO, UN SUICIDIO COLECTIVO. Por Carlos Garcés.


Estar a favor del progreso hoy es estar en contra de la humanidad. Así de claro, así de contundente. Nos han vendido durante décadas una idea envenenada y no es otra  que todo avance técnico, toda novedad social, toda ruptura con la tradición es sinónimo de mejora. Y lo hemos aceptado como si fuera un dogma de fe incuestionable. Pero lo que llaman progreso no es más que la demolición sistemática de lo que nos hacía humanos.

Las recetas antiguas, dicen, no sirven. ¿Seguro? ¿No será más bien que precisamente porque las despreciamos hemos llegado a este abismo moral y espiritual en el que nos encontramos? Nos han arrebatado la memoria, la herencia cultural, los valores eternos que sostuvieron a generaciones enteras, y en su lugar nos ofrecen una maraña de modas pasajeras, gadgets inútiles y discursos ideológicos que solo generan vacío y desarraigo.

Estamos ante una situación jamás vivida, eso es verdad. Nunca la Humanidad había estado tan cerca de convertirse en un simple engranaje de una maquinaria deshumanizada. Nunca se había reducido tanto al Ser Humano a consumidor, a número, a pieza desechable de un sistema que todo lo devora.

Y aquí está el verdadero enemigo: todos los que viven de la política o tienen intereses en ella. Sin excepción alguna. ELLOS son los responsables directos de que este falso progreso siga avanzando como una apisonadora. Se enriquecen mientras venden humo, manipulan conciencias y destruyen la esencia misma de la vida humana. No se trata de partidos ni de colores concretos, se trata de una casta ENTERA que, disfrazada de representantes, no representa más que sus propios privilegios. Si no los combatimos frontalmente, seguiremos siendo cómplices de nuestra propia desaparición.

Por eso ya no bastan los lamentos en corrillos de lamentaciones ni los análisis intelectuales de salón. La única salida es DECISIÓN, ACCIÓN y DISCIPLINA. Decisión para romper con la inercia suicida del presente. Acción para plantar cara al conformismo y la cobardía disfrazada de modernidad. Disciplina para mantenernos firmes en medio del caos que nos rodea.

El progreso actual no es más que un falso dios que exige sacrificios humanos. La infancia prostituida por las pantallas, las familias deshechas por ideologías corrosivas, los ancianos abandonados en soledad, los pueblos convertidos en masas sin raíces. Y todo en nombre de esa palabra maldita: progreso.

Si queremos mantener la humanidad, o la escasa humanidad que todavía queda, necesitamos un giro radical, un cambio de 180 grados. No más pasos hacia adelante en este camino de autodestrucción; hace falta volver atrás, recuperar lo esencial, reconectar con lo verdadero.

El futuro solo tendrá sentido si tenemos el valor de romper con este progreso que mata. Todo lo demás es rendición.

Carlos Garcés.
4 de septiembre de 2025.













"SENATOR". Carlos Garcés.

Comentarios