“TAKE THE 'A' TRAIN”. Del Harlem de Ellington al swing vibrante de la "Thilo Wolf Big Band". Por Carlos Garcés.
“TAKE THE 'A' TRAIN”. Del Harlem de Ellington al swing vibrante de la "Thilo Wolf Big Band". Por Carlos Garcés.
Hay canciones que, más que simples notas, son auténticas estampas sonoras de una época. “Take the 'A' Train” es una de ellas: el rugido elegante de los trenes del metro de Nueva York, el murmullo de Harlem en los años dorados del swing y el sello inconfundible de Duke Ellington. Hoy, más de ocho décadas después de su estreno, sigue viva gracias a versiones que respetan su esencia y, al mismo tiempo, la revitalizan. Una de las más vibrantes es la que ofrece la Thilo Wolf Big Band, capaz de devolvernos el latido de aquellos años con una fuerza arrolladora.
Su historia comienza en 1939, cuando Billy Strayhorn, joven compositor y pianista, recibe de Duke Ellington unas simples instrucciones para llegar a su casa: “Toma el tren A”. Inspirado por ese trayecto y por el bullicio de la ciudad, Strayhorn compone una melodía que, en 1941, Ellington y su orquesta convierten en su emblema. La pieza, con su ritmo trepidante y optimista, se transforma en la carta de presentación del maestro, acompañándole en conciertos, giras y emisiones de radio durante décadas.
No se trata solo de un estándar de jazz; es una postal musical del Harlem de los años 40. Representa el espíritu de una comunidad creativa y efervescente, donde músicos, poetas y soñadores se daban cita en clubes de humo y luces cálidas. Su estructura AABA, su swing contagioso y sus armonías brillantes la convirtieron en un himno de optimismo en plena Segunda Guerra Mundial. Con el tiempo, entró en la lista de las composiciones más importantes del siglo XX, símbolo de la sofisticación y del poder unificador de la música.
A lo largo de los años, “Take the 'A' Train” ha sido reinterpretada por leyendas como Betty Roché, que aportó una voz cargada de dramatismo; Ella Fitzgerald, que la llevó a cumbres de improvisación scat; y músicos como Charles Mingus o Clifford Brown, que exploraron su riqueza armónica. Cada versión ha sido un nuevo viaje en ese tren imaginario, pero siempre con la misma sensación de avance, energía y destino luminoso.
La interpretación de la Thilo Wolf Big Band es un ejemplo perfecto de cómo el swing puede seguir vibrando con frescura en pleno siglo XXI. Esta formación alemana, dirigida por el pianista y arreglista Thilo Wolf, combina respeto por la tradición con un pulso rítmico que parece impulsado por locomotoras invisibles. En su versión, los metales suenan con un brillo inconfundible, las secciones dialogan con precisión milimétrica y, sin embargo, hay espacio para la espontaneidad y la chispa. El swing fluye como una corriente eléctrica: no es solo un compás, es un latido que invita a mover los pies, sonreír y dejarse llevar. Thilo Wolf, al piano, aporta una base elegante y juguetona, mientras los saxofones y trompetas parecen pintar con notas el aire.
Es imposible escuchar esta interpretación sin sentir que uno viaja, aunque no sea en el metro de Nueva York, sino en el tren imaginario que conecta épocas y emociones. El vídeo que presento no es solo música, es una celebración viva de un lenguaje universal. Y así, cada vez que suena, el tren A vuelve a arrancar, llevando a bordo a Duke Ellington, Billy Strayhorn, Frank Sinatra, generaciones de músicos… y a todos nosotros, que seguimos disfrutando del viaje.
Prepárate para un viaje musical irrepetible. En este vídeo, la Thilo Wolf Big Band nos invita a subirnos al legendario “A Train” de Duke Ellington, con una interpretación que rebosa energía, elegancia y swing. No es solo una canción: es un billete directo a los años dorados del jazz, con paradas en el corazón y en la memoria. Dale al play, cierra los ojos y.....
DÉJATE LLEVAR POR EL TREN MÁS FAMOSO DE LA HISTORIA DE LA MÚSICA.
13 de agosto de 2025.
https://senatorcarlos.blogspot.com/?m=1


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