LA ESTAFA FEMINISTA. MUJERES QUE LO QUIEREN TODO SIN DAR NADA. Por Carlos Garcés.


LA ESTAFA FEMINISTA. MUJERES QUE LO QUIEREN TODO SIN DAR NADA. Por Carlos Garcés. 


“Todas quieren un buen hombre hasta que ese buen hombre te exige que seas una buena mujer.”

Esa frase que leí ayer debería estar grabada en piedra. Porque define con crudeza lo que hoy está pasando y que no es más que la mayor estafa social de nuestro tiempo.

Hoy se nos exige a los hombres ser perfectos. Hay que trabajar como esclavos, pagar facturas, mantener familias, ser fuertes pero dulces, protectores pero modernos, románticos pero realistas. En definitiva, darlo todo. Y mientras tanto, la mujer no está obligada a nada. Absolutamente nada. Solo con ser mujer ya tiene barra libre para culpar, exigir, señalar y destruir.

El feminismo, esa ideología cancerígena que ha podrido la convivencia, ha blindado a la mujer frente a cualquier responsabilidad. Da igual si miente, manipula, destruye hogares o abandona hijos; siempre será “víctima”. Y el hombre, siempre culpable. Se ha dinamitado el concepto de “buena mujer”, ya no existe. La palabra “buena” ha sido sustituida por “intocable”.

Algunas mujeres se escudan en su trabajo, en su empleo o en sus carreras como si eso les diera un pase gratuito para exigirlo todo sin corresponder. Trabajar, aportar económicamente o tener independencia profesional no convierte automáticamente a nadie en ‘buena persona’ ni en ejemplo de responsabilidad. El trabajo es solo una obligación más, no una licencia para la arrogancia, la exigencia injusta o el incumplimiento de deberes básicos hacia la pareja, la familia o la sociedad.

El resultado es obsceno. Millones de mujeres que claman por un buen hombre pero que, en cuanto ese hombre pide reciprocidad, se convierten en fieras que vomitan el mismo discurso aprendido: “controlador”, “machista”, “patriarcal”. ¿Qué significa en realidad esa exigencia masculina? Nada más básico que justicia y que no es más que si yo doy, tú das; si yo respeto, tú respetas; si yo construyo, tú también construyes.

Pero no, ellas no quieren eso. Quieren el oro y el moro, la fidelidad de un perro guardián, la billetera siempre llena, la atención incondicional, la libertad para hacer lo que quieran y, por si fuera poco, el aplauso de una sociedad que ya se ha rendido a sus caprichos.

Y lo más grave: este cáncer no distingue de clases sociales. Está en las calles más humildes, donde se ha roto toda estructura familiar, y también en los palacios y universidades, donde se supone que deberían brillar los principios, los valores y la ejemplaridad. Allí, en la supuesta élite, se repite la misma basura ideológica. Las hijas de ricos y poderosos, educadas en los mejores colegios, repiten con la misma soberbia las consignas feministas que justifican la irresponsabilidad, la frivolidad y el egoísmo. No hay diferencia. La decadencia es general.

La consecuencia es evidente: relaciones imposibles, familias destruidas, hijos desorientados, jóvenes incapaces de amar porque se les ha enseñado a odiar al hombre, a despreciar la masculinidad, a considerar cualquier gesto de exigencia como opresión. Y mientras tanto, una legión de mujeres que se dicen “empoderadas” pero que no son capaces de sostener ni un gramo de la responsabilidad que exigen a los demás.

La verdad hay que gritarla sin miedo. Hoy la mayoría de mujeres no quieren ser buenas mujeres. No quieren esfuerzo, no quieren entrega, no quieren compromiso. Quieren privilegios. Quieren todo sin dar nada. Y esa es la esencia de la gran estafa feminista.

Por eso esa frase inicial es dinamita: revela la hipocresía, la mentira y la decadencia de este tiempo. Y sí, molesta, ofende y escuece. Pero es así. Y callarse sería complicidad con la demolición de nuestra civilización.

Ha llegado la hora de que los "hombres" vuelvan a ser hombres, despierten, de que se rebelen contra esta farsa y de que exijan lo que es suyo por justicia: respeto, reciprocidad y verdad. O reaccionamos ya, o acabaremos de ser devorados por un sistema que solo quiere hombres dóciles, sometidos y culpables eternos. No podemos seguir callados. O defendemos nuestra dignidad, o seremos enterrados bajo los escombros de esta mentira feminista.

Carlos Garcés.
21 de agosto de 2025.












"SENATOR". Carlos Garcés.

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