"ESPAÑA ARDE… Y LOS CIEGOS MIRAN EL HUMO". Por Carlos Garcés.
España arde. No es algo nuevo. Nuestros montes se incendian desde hace décadas y, sin embargo, solo ahora parece que la preocupación de algunos despierta. Se llenan tertulias, redes y conversaciones con un mismo clamor: “¡Qué desastre, los incendios!”. Y, sin embargo, ¿no es este clamor el mismo de siempre? ¿No están acaso mirando el humo mientras olvidan el fuego que de verdad consume la raíz de nuestra sociedad?
El 14 de marzo de 2020 marcó un antes y un después. Ese día comenzó un tiempo oscuro de sumisión, miedo y obediencia ciega. Desde entonces, España no ha dejado de arder, no solo en hectáreas de monte y bosque, sino en su propia esencia, en sus valores y en su libertad. Pero la mayoría se limita a mirar lo inmediato, lo superficial, lo que aparece en la pantalla. Se mira el dedo, pero no lo que señala el dedo.
Esto no es nuevo en la historia. Grecia y Roma también cayeron no solo por invasiones externas, sino por un proceso interno de decadencia lleno de corrupción, frivolidad, complacencia. Mientras los muros se agrietaban, los ciudadanos preferían el pan y el circo, el espectáculo vacío, antes que preguntarse qué significaba el derrumbe real de sus instituciones. Y cuando quisieron darse cuenta, ya era demasiado tarde.
Hoy, el dedo apunta hacia la criminal y genocida AGENDA 2030, esa hoja de ruta criminal que en nombre de un supuesto bien común está transformando de manera irreversible nuestra sociedad. Lo hace a la vista de todos, pero la mayoría prefiere fijarse en el accidente, en el desastre aislado, en el drama puntual que conmueve unos días y pronto se olvida. Ayer fue una "duna", hoy son incendios, mañana será otra catástrofe mediática. ¿Y mientras tanto? La estructura de nuestra civilización se va desmoronando a pasos agigantados.
España se parece demasiado a Roma cuando ardía. Se parece demasiado a Grecia cuando sus filósofos ya no tenían discípulos que los escucharan, sino multitudes que buscaban distracción y espectáculo. La Historia nos advierte, pero los pueblos ciegos tropiezan una y otra vez en la misma piedra.
Los incendios son devastadores, sí. Las llamas arrasan montes, hogares y vidas. Pero MUCHO PEOR QUE EL FUEGO VISIBLE es ese otro incendio, silencioso y programado, que está destruyendo España gracias a TODOS LOS QUE VIVEN DE LA POLÍTICA O TIENEN INTERESES EN ELLA SIN EXCEPCIÓN ALGUNA. Ese incendio tiene nombres y apellidos: obediencia ciega, manipulación mediática, AGENDA 2030.
Y cuando mañana, si es que existimos, miremos atrás y nos preguntemos qué pasó con España, quizás recordaremos que el 99,5% de sus ciudadanos corruptos y borregos, se quedaron como niños fascinados, mirando el dedo, incapaces de alzar la vista hacia aquello que señalaba: el verdadero incendio de nuestra civilización.
Porque lo más repugnante de todo es ver a esos que hoy se dedican a copiar y pegar noticias sobre los incendios, como loros domesticados, haciendo el juego a los que manipulan la tragedia a su antojo. No les interesa el bosque, ni la vida, ni la verdad: solo les interesa el rédito político. Y entre ellos destacan, sin pudor alguno, los sinvergüenzas de PP, VOX, y organizaciones adláteres. que piden la dimisión de Sánchez como si con eso se apagara un solo fuego. Son los mismos de siempre, oportunistas, cínicos, mercaderes de la desgracia ajena. Y lo peor no es que mientan, lo peor es que haya quien todavía se deje engañar por su teatro barato, mientras España, como Roma, sigue ardiendo de verdad.
18 de agosto de 2025.


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