"EL BURDEL, LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN". Por Carlos Garcés.
Nunca hubiera pensado tener que citar a un personaje como Mijaíl Bakunin, opuesto y contrario a todo lo que pienso.. Pero la verdad es que pronunció una frase que hoy refleja la verdadera situación de la podrida sociedad española.
Esa frase que escribió hace más de siglo y medio y que hoy resuena como un látigo sobre nuestras conciencias decía que “para escapar de su miserable suerte, el pueblo tiene tres caminos: dos de ellos ilusorios, el burdel y la iglesia; el tercero, y el real, es la revolución social”.
España, en pleno siglo XXI, encarna con precisión esta amarga sentencia. El 99,5% de los españoles, corruptos o cómplices, sumisos o adormecidos y todos robotizados, prefieren la evasión a la acción. Hoy el “burdel” no es solo el prostíbulo físico, sino todo el circo de entretenimiento barato, pantallas de ordenador y nuevas tecnologías que idiotizan y consumismo compulsivo. La “iglesia”, en su versión moderna, ya no se limita a lo religioso, sino que se extiende a la fe ciega en el Estado, en los partidos, en los medios de comunicación y en los dogmas oficiales de la criminal y genocida AGENDA 2030. Ambas vías sirven al mismo fin: mantener al pueblo quieto, anestesiado, obediente, incapaz de rebelarse ante el mal que lo devora.
¿Y la revolución social? Brilla por su ausencia. La inmensa mayoría calla, consiente, se arrastra como una culebrilla e incluso aplaude al verdugo que le quita la libertad, le quita la vida y le roba el futuro. Se han convertido en borregos satisfechos dentro de un corral que se incendia. Lo que debería ser una nación de hombres y mujeres libres se ha degradado en un rebaño pasivo, dócil y corrupto, que se resigna a que lo gobiernen psicópatas, criminales y asesinos.
Hoy España necesita más que nunca de esa tercera vía que Bakunin señalaba: LA AUTÉNTICA REBELIÓN contra las cadenas visibles e invisibles que nos atan. Pero esa REBELIÓN exige CORAJE, SACRIFICIO y VERDAD, virtudes extinguidas en una sociedad podrida hasta la médula.
La conclusión es clara y dolorosa. España no sufre por sus gobernantes, sino por sus ciudadanos. Porque mientras el 99,5% siga dormido, pasivo y cómplice sin actuar contra todos los que viven de la política o tienen intereses en ella, sin excepción alguna, la criminal y genocida AGENDA 2030 seguirá avanzando como una maquinaria imparable y cruel.
Y entonces cuando nada se pueda hacer ya no habrá excusas, porque EL MAL TRIUNFA NO SÓLO POR LOS QUE LO EJERCEN, SINO POR LA COBARDÍA DE LOS QUE LO TOLERAN.


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