CARTA ABIERTA A QUIENES SIGUEN TRAICIONANDO A LA SOCIEDAD. Por Carlos Garcés.
A los responsables del sistema sanitario.
A todos los que viven de la política o tienen intereses en ella, sin excepción alguna.
A todos los que legislan contra el pueblo.
A los periodistas que siguen silenciando la verdad.
A los colegios profesionales que continúan avalando lo inaceptable.
A los jueces que persisten en mirar hacia otro lado.
A todos los que, con poder y responsabilidad, eligen cada día servir al miedo, al dinero o a la obediencia ciega antes que a la verdad y a la vida.
Desde hace años, y todavía hoy, la sociedad es víctima de una gigantesca traición. En nombre de la salud, de la seguridad, del bien común, se toman y se han tomado decisiones que causan enfermedad, sufrimiento, ruina y muerte. Se manipula la información, se persigue la disidencia, se margina al profesional íntegro y se premia al sumiso. Se impone una verdad única, mientras se entierran los hechos incómodos bajo toneladas de propaganda al servicio de la criminal y genocida AGENDA 2030.
Y ahora, cuando los datos ya no se pueden esconder, cuando el clamor de las víctimas se hace insoportable, algunos fingen recular, se lamentan, deslizan críticas tímidas sobre lo mismo que siguen apoyando. Pero no basta con lamentarse. No basta con decir “no sabíamos”. No basta con callar hoy lo que ayer y hoy se grita con prepotencia.
No se puede seguir como si nada. No se puede permitir que quienes destruyeron y siguen destruyendo vidas, familias y libertades a diario se retiren o continúen impunes en sus cargos, en sus despachos, en sus tribunas o en sus jubilaciones doradas o bien permanezcan libres en el ejercicio de sus cargos. La vida es el Derecho más Sagrado que tiene el Ser Humano. Y cuando se vulnera ese Derecho con negligencia, con complicidad o con premeditación, hay que rendir cuentas.
Y TODOS deben rendir cuentas ante la justicia. TODOS. Desde el ayudante del concejal del pueblo más pequeño de España hasta el presidente del Gobierno. No ante comunicados, ni ante lamentos públicos, ni ante comisiones que no llegan a nada. Ante la JUSTICIA PENAL, CIVIL y MORAL. Porque aquí no ha habido ni hay simples errores, hay decisiones que han causado y siguen causando daños irreversibles e irreparables, y eso exige juicio, condena y reparación. Solo así se puede restaurar mínimamente la confianza perdida.
Esta carta es un grito de dignidad. Es la voz de los que sufren y han sufrido en silencio. Es el clamor de los que vieron y ven morir a sus seres queridos sin poder despedirse. Es la exigencia de muchos que ya no se tragan ni los discursos edulcorados ni los gestos hipócritas.
No se puede seguir adelante sin mirar atrás y sin actuar ahora. No se puede construir una sociedad sana sobre los escombros del engaño. Es hora de ASUMIR RESPONSABILIDADES. Es hora de que la verdad salga a la luz. Y es hora, sobre todo, de que quienes han hecho y siguen haciendo tanto daño RESPONDAN ANTE LA JUSTICIA. Como exige la justicia. Como exige la vida.
¡A los españoles!
Me dirijo al 99,5 % de vosotros. Es momento de abrir los ojos y de girar 180 grados en la pasividad en la que estáis inmersos. Es hora de REBELARSE, de DESOBEDECER a quienes imponen el miedo, la manipulación y la sumisión que son todos los que viven de la política o tienen intereses en ella sin excepción alguna. Sin vuestro coraje y sin vuestra rebeldia activa, solo nos espera el desastre total. No hay tiempo para esperar, no hay espacio para la pasividad. Cada acto de conciencia, cada rechazo al servilismo y a la mentira es un paso hacia la LIBERTAD, hacia la VIDA, hacia la VERDAD que nos han querido arrebatar.
25 de agosto de 2025.
Comentarios
Publicar un comentario