SOBRE EL SUICIDIO DE UN AGRICULTOR. CUANDO YA NADA IMPORTA Y TODO SE UTILIZA. Por Carlos Garcés.
Cada uno arrima el ascua a su sardina. Esa es, tristemente, una constante de nuestro tiempo. Pero hay líneas que no deberían cruzarse nunca. Una de ellas es utilizar el suicidio de una persona como herramienta ideológica. Y eso es lo que ha vuelto a pasar.
Lamentablemente, anteayer trascendió la noticia de que David Lafoz Gimeno, un agricultor, se habría quitado la vida. Lo primero que quiero decir, por encima de todo, es que descanse en paz. Y lo digo con total sinceridad. Porque yo, que soy profundamente contrario al aborto, a la eutanasia y a cualquier forma de violencia contra la vida humana, también lo soy, radicalmente, contra el suicidio. Nunca lo justificaré, ni siquiera en los momentos más oscuros. La vida, por dura que sea, sigue siendo un acto de dignidad y de lucha.
Sin embargo, apenas se conoció la noticia, ya estaban los de siempre arrimando el ascua a su sardina. Como el fallecido era agricultor, al parecer afiliado a un partido político, y había expresado públicamente su rechazo a la AGENDA 2030, algunos han salido en tromba a asegurar que “se ha suicidado por culpa del gobierno”, “por culpa del sistema”, “por culpa de la AGENDA globalista”.
No. Las cosas no funcionan así. Y en la vida no todo vale.
Un suicidio es un drama profundo, complejo y a menudo incomprensible. Detrás puede haber mil motivos; una ruina económica, un desengaño amoroso, una enfermedad silenciosa, una adicción, un desequilibrio mental, un dolor que no vemos. A veces, ni la familia más cercana conoce del todo las razones. Y otras veces, ni siquiera hay una sola razón, sino un cúmulo de heridas que se van cerrando hacia dentro.
Yo también estoy rotundamente en contra de la AGENDA 2030 y desde 2010 contra el Nuevo Orden Mundial. Lo he dicho y escrito con claridad y ahí están mis no pocas publicaciones.
La AGENDA 2030 es un proyecto diseñado desde el poder para controlar, esclavizar, transhumanizar y eliminar a la mayor parte de la población mundial. Pero no por eso voy a decir que cualquier tragedia que ocurra bajo este sistema tiene que ver con la AGENDA 2030. Sería una enorme injusticia hacia la verdad, y una tremenda falta de respeto hacia los que ya no están.
Antes de quitarme la vida, yo, personalmente, me enfrentaría a quienes me asfixian. Me seguiría rebelando, me levantaría, gritaría y si es necesario cogería las armas con dignidad, pero no me rendiría jamás. Y desde luego, pase lo que pase, en ningún momento usaré el dolor ajeno para apuntalar mis propias convicciones políticas.
Vuelvo a repetir algo que no debemos olvidar nunca,
EN LA VIDA NO TODO VALE.
Y aprovecho para añadir algo que también merece decirse. Yo fui la segunda persona en este país que dio la cara públicamente, con nombre y apellidos, contra la CRIMINAL Y GENOCIDA AGENDA 2030, hace ya cinco años y sé muy bien de lo que hablo (esa AGENDA que hoy sigue sin importar al 99,5% de los españoles corruptos y borregos y que últimamente se utiliza interesadamente para sacar réditos políticos y personales).
En aquel entonces (2020) organizábamos manifestaciones, hablábamos claro, denunciábamos lo que otros ni se atrevían a mencionar. ¿Y dónde estaban entonces los agricultores y los ganaderos? No se les veía. Más bien al contrario, lo que vi fue obediencia, resignación y complicidad por su parte. Y ahora, cuando les tocan el bolsillo, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid o vete a saber que...., entonces aparecen los grandes críticos de la AGENDA 2030.
NO, SEÑORES. ASÍ NO.
La AGENDA 2030 se combate en su TOTALIDAD, no solo cuando amenaza los intereses particulares de cada sector por separado. No se puede luchar contra ella solo cuando a uno le aprieta el zapato. Porque eso no es lucha, eso es egoísmo disfrazado de rebeldía. Y después, "si te he visto, no me acuerdo" y "que cada palo aguante su vela"......
La dignidad requiere coherencia y ALTURA DE MIRAS.
Y esto me recuerda otro caso que viví de cerca. Hace unos años, un hombre murió en una cantina de Zaragoza tras una discusión. Llevaba unos tirantes con la bandera de España. Automáticamente, desde ciertos sectores y desde un determinado partido, se le convirtió en “mártir patrio”, en símbolo del patriotismo perseguido y se aprovechó la situación para organizar homenajes, discursos y hasta réditos electorales...... Lo que no contaron es que la historia real era otra. Y yo lo sé de primera mano, por la información que me llegó en su día de una persona muy cercana y creíble, coronel del Ejército de Tierra. Aquella muerte no tuvo nada que ver con la bandera ni con la defensa de España. Fue una tragedia más, personal, como tantas. Pero esos patriotas de hojalata conocidos por todos aprovecharon el momento basado en el color de unos tirantes. Y eso es un acto miserable.
Así funciona este estercolero país llamado EXpaña. Cada cual barre para su casa. Cada cual convierte las desgracias en banderas. Y en ese camino de manipulación y cinismo, se pierde el alma, la decencia y la verdad.
Por eso, hoy escribo esto. No para juzgar al fallecido, ni para convertirlo en símbolo de nada. Escribo para pedir respeto. Y para decir, alto y claro, que hay límites que no se deben cruzar.
CONVERTIR LA MUERTE DE ALGUIEN EN MUNICIÓN IDEOLÓGICA NO SOLO ES MISERABLE, ES UNA INDIGNIDAD.
LA VERDAD, AUNQUE DUELA, DEBE IR SIEMPRE POR DELANTE, PORQUE SOLO ASÍ SE PUEDE CAMINAR POR LA VIDA CON LA CABEZA ALTA Y LA DIGNIDAD INTACTA.
13 de julio de 2025.

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