"REACCIONARIO, LUEGO LIBRE; DE CHESTERTON A DE PRADA, PASANDO POR MI". Por Carlos Garcés.


"REACCIONARIO, LUEGO LIBRE; DE CHESTERTON A DE PRADA, PASANDO POR MI". Por Carlos Garcés.


Vivimos tiempos en los que el insulto fácil se ha convertido en método de silenciamiento. Se llama “reaccionario” al que no aplaude la última moda ideológica, al que no repite eslóganes progresistas ni se somete al marketing moral del sistema. Lo que no saben es que algunos llevamos ese calificativo con orgullo. Como Juan-Manuel de Prada, como Chesterton, como Nicolás Gómez Dávila. Y como yo.

En este vídeo breve pero luminoso, De Prada define al reaccionario no como un nostálgico del pasado, sino como un crítico del presente y un opositor del porvenir prefabricado. El reaccionario, dice,  no es de derechas ni de izquierdas. Las desprecia por igual, porque sabe que ambas se han convertido en versiones intercambiables del mismo veneno moderno: ideología sin alma, progreso sin raíces, modernidad sin verdad.

Comparto plenamente esas palabras. Pero no siempre fue así.

Hasta hace ocho años, mi mirada aún confiaba en ciertas estructuras políticas. Me impliqué activa y públicamente, por primera y última vez durante mi fugaz paso por el mundo de la política en los años 2016 y 2017 como presidente de VOX en Barcelona y provincia. Pero pronto comprendí que ninguna bandera partidista podía dar respuesta a la verdadera degradación moral, cultural y espiritual de nuestra sociedad. Fue entonces cuando emprendí un camino propio; una rebeldía sin siglas y una desobediencia sin ataduras. Como una de las  consecuencias de esa ruptura, dejé de votar en las elecciones y comencé a defender públicamente la abstención en las mismas. Porque participar del juego ya no era, para mí, un acto de ciudadanía, sino una forma de sumisión. Y yo no he nacido para someterme.

Posteriormente y desde el 14 de marzo de 2020, fecha en la que se traspasaron a la descarada todas las líneas rojas como jamás había ocurrido y se activó el gran teatro de la criminal y genocida AGENDA 2030, esa rebeldía se intensificó. Todo lo que intuía como falso se reveló con crudeza, mientras el 99,5% de la población española continuaba entretenida hablando de derechas y de izquierdas y del sexo de los ángeles como hoy sigue haciendo. En aquel momento el control se empezó a disfrazar de solidaridad, la obediencia impuesta de virtud y la censura de salud pública. Y entonces supe, con mayor claridad aún, que no hay salida, no en si por el sistema, que sin duda debería cambiarse profundamente en algunos aspectos, sino por la gente que maneja ese sistema que es la que lo hace podrido hasta la raíz. Y que la solución no se encuentra ni en las urnas ni en los tribunales de una justicia que nunca ha sido independiente.

Como decía Chesterton, “El mundo moderno está lleno de viejas virtudes cristianas convertidas en locura”. Por eso no basta con conservar lo que queda; hay que refutarlo todo. Hay que mirar al presente con la dignidad de los antiguos y la desconfianza de los profetas. Nicolás Gómez Dávila escribió que “El reaccionario no es el que quiere volver al pasado, sino el que ve que el porvenir se parece demasiado al infierno”. Nada más certero.

Yo tampoco  soy moderno. Yo no soy de este tiempo. Y sin embargo, vivo en él. Y por eso lo confronto. Porque soy libre. Porque, como el reaccionario de verdad,  me niego a comulgar con ruedas de molino. Y sé, además, que esa libertad no se mendiga, no se vota, no se delega. Se vive y se lucha por ella.

Adjunto a este texto, el vídeo de mi admirado Juan-Manuel de Prada, vídeo que he compartido en varias ocasiones en este blog. En menos de tres minutos, con su inconfundible lucidez, dice lo que muchos callan y define con claridad lo que otros apenas insinúan; que ser reaccionario, hoy más que nunca, es ser libre. Y que el futuro no pertenece a los obedientes y sumisos, sino a los indomables.

Tal vez estas palabras mías ayuden a entender, al fin, quién soy. En cada línea está mi nombre, mi vida y mi pensamiento.

Carlos Garcés.
16 de julio de 2025.







"SENATOR". Carlos Garcés.

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