NO REBAJARÉ MI NIVEL DE EXIGENCIA. NI AHORA, NI NUNCA. Por Carlos Garcés.


NO REBAJARÉ MI NIVEL DE EXIGENCIA. NI AHORA, NI NUNCA. Por Carlos Garcés.


En los últimos días, varias personas, algunas de ellas cercanas y bienintencionadas, me han sugerido que tal vez debería rebajar mi nivel de exigencia a la hora de abordar cuestiones políticas y sociales. Que si suavizara mi lenguaje y mis posiciones, podría tener más protagonismo en redes sociales, llegar a más personas, y abrir más ojos. Agradezco sinceramente estos consejos, porque sé que vienen del cariño y del deseo de que mi voz se escuche más. Pero necesito dejar clara, una vez más, mi posición.

Podría hoy tener un escaño en el Congreso de los Diputados. Podría haber seguido la senda del oportunismo político y tener hoy presencia mediática, ingresos estables y reconocimiento público. Pero no lo hice. Y no lo hice porque hay principios que no se negocian, valores que no se venden, y dignidades que no se traicionan. Durante mi breve paso por la política como presidente de VOX en Barcelona y provincia con la tutela de toda Cataluña, mantuve la amistad con los máximos dirigentes y compañeros. Pero eso no fue suficiente. Mi conciencia me llevó a dimitir el 2 de octubre de 2017, a pesar de que durante los dos meses siguientes insistieron para que reconsiderara mi decisión. No lo hice entonces, y no lo haré ahora.

Desde ese día, mi única causa es la VERDAD. No tengo detrás a ningún partido, lobby, grupo ideológico ni interés económico alguno. No busco ni poder, ni favores, ni contratos. 

Desde el 14 de marzo de 2020, cuando se cruzaron en España todas las líneas rojas con el pretexto de una falsa pandemia y enfermedad llamada COVID, decidí dar la cara. Fui la segunda persona en este país que se alzó públicamente para denunciar lo que se estaba gestando. Y, durante un tiempo, algunos medios  me dieron voz.

Pero cuando en 2021 muchos de aquellos que parecían levantar la bandera de la libertad empezaron a vender su alma al diablo, yo no callé. Cuando personas y  grupos que un año antes habían sido valientes comenzaron a doblegarse por intereses, presiones o conveniencias, yo los señalé. Les puse frente al espejo de sus contradicciones. Y como consecuencia, me cerraron las puertas. Me silenciaron en los medios de comunicación. Dejaron de llamarme. Porque lo que digo incomoda. Porque lo que escribo no busca audiencia, sino VERDAD. Y porque la VERDAD NO SIEMPRE QUIERE SER ESCUCHADA.

No voy a rebajar mi discurso para ganar protagonismo. No quiero sentarme a la mesa con políticos a los que considero cómplices, colaboradores cuando no autores de crímenes gravísimos. No me interesa aparecer en actos o conferencias al lado de personas que deberían estar entre rejas respondiendo ante la Justicia por crímenes de lesa humanidad. Podría estar allí, sí. Podría tener foco y escenario. Pero estaría traicionándome a mí mismo.

Escribo en este blog personal, "Senator", sin más pretensión que la de dejar constancia. El que quiera leerme, que me lea. El que quiera saber la verdad, que me acompañe. Y el que prefiera seguir participando de un sistema podrido, corrupto y criminal, que siga perdiendo el tiempo y escuchando a los de siempre; de "izquierdas" o de "derechas", "negacionistas" o "integrados". Todos están atrapados en las redes de la manipulación y los intereses creados.

Y a estas alturas, conviene decirlo con todas las letras: quien no ha abierto los ojos, no los abrirá jamás. Vivimos en una sociedad corrupta y robotizada en un 99,5%, formada por seres sin alma, incapaces de pensar por sí mismos. La anestesia mental es tan profunda que solo queda lugar para la obediencia, el consumo y el miedo. Y contra eso, yo seguiré gritando.

Y que nadie lo dude, si algún día surge un medio o una persona verdaderamente libre, sin ataduras, sin miedo y sin precio, yo estaré dispuesto a colaborar. Porque no me cierro a hablar, me cierro a mentir. A mí no me silencia el sistema, me ignora porque no puede domesticarme. Solo quienes aún conservan su alma y su independencia sabrán entenderme y darme voz. Los demás, seguirán obedeciendo.

A quienes me quieren y me aconsejan con buena fe, les agradezco sinceramente su preocupación. Pero mi voz no está en venta. Mi conciencia no se negocia. Mi rebeldía no se doma.

Y mi nivel de exigencia, queridos amigos, NO SE REBAJARÁ. NI AHORA, NI NUNCA.

Carlos Garcés.
31 de julio de 2025.










"SENATOR". Carlos Garcés.

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