LOS POLÍTICOS DEBERÍAN SER MUDOS. Carlos Garcés en TV3, programa "Planta Baixa", 5 de noviembre de 2019.
LOS POLÍTICOS DEBERÍAN SER MUDOS.
Carlos Garcés en TV3, programa "Planta Baixa", 5 de noviembre de 2019.
(Nadie hubiera pensado que pocos meses después de esas declaraciones en España se traspasarían a la descarada todas las líneas rojas habidas y por haber, como nunca había sucedido, poniéndonos un bozal, secuestrándonos en nuestros domicilios, pisoteando los más elementales Derechos como Seres Humanos para acabar enfermando y asesinando con el pretexto de una falsa pandemia y enfermedad llamada COVID).
En aquel momento vivíamos y hoy continuamos viviendo en una era de ruido. Un tiempo donde los discursos han sustituido a los hechos, donde las promesas vacías valen más que los actos cumplidos, y donde el político que más habla, aunque no diga nada, gana espacio, votos y poder. Por eso, hace ya casi seis años, en una entrevista que me hicieron en el programa Planta Baixa de TV3, me atreví a decir una frase que sigue teniendo más sentido que nunca: «Los políticos deberían ser todos mudos».
Lo dije entonces, y lo repito hoy. Y no era una boutade, ni una provocación gratuita, sino una forma directa de expresar una verdad incómoda: si los políticos no pudieran hablar, solo podrían ser juzgados por sus actos. Por lo que hacen. No por lo que prometen, no por lo que dicen que van a hacer, sino por las consecuencias reales de sus decisiones. La política, en su esencia, no debería ser un concurso de oratoria, sino una actividad silenciosa y eficaz, guiada por el servicio al bien común.
Durante años he visto cómo se repite el mismo ciclo, campañas repletas de palabras vacías, discursos grandilocuentes, titulares efectistas... y luego, una vez alcanzado el poder, incumplimientos sistemáticos, falta de responsabilidad, desvíos ideológicos y olvido absoluto de los votantes. La palabra se convierte en un disfraz, en una máscara, en una forma de manipulación.
Es por eso que propongo una utopía tan sencilla como revolucionaria; un político que no pueda hablar, que solo pueda actuar. ¿Cómo sería juzgado? Por sus decisiones, sus leyes, sus obras, su cercanía, su ejemplo, su coraje o su cobardía. En una sociedad así, el engaño sería más difícil. Y quizás, por fin, el pueblo recuperaría su dignidad y su voz.
Sé que es una propuesta simbólica, incluso irónica. Pero también sé que resume bien el hartazgo de millones de personas que ya no creen en los discursos, ni en las pancartas, ni en los eslóganes. Porque cuando las palabras ya no significan nada, lo único que queda es lo que uno hace.
Y eso, precisamente, es lo que define al Ser Humano. Y debería definir también a la política.
Ahora bien, y esto lo digo con tristeza y firmeza, lo que entonces podía parecer un sueño o una propuesta idealista, hoy se ha convertido en una utopía imposible. Porque hoy ya no se puede exigir nada. Hoy todos los políticos, sin excepción alguna, están en contra del ciudadano.
Lo que llevamos años viviendo y padeciendo en España, y concretamente desde el 14 de marzo de 2020, es el reflejo de algo mucho más profundo y más siniestro, el sometimiento total de los políticos al llamado "Nuevo Orden Mundial" de la mano de la criminal y genocida AGENDA 2030, una maquinaria ideológica y económica que no representa a ningún pueblo, que no defiende ninguna libertad, y que pisotea los más elementales Derechos Humanos enfermando y asesinando a su población. Es un sistema que no gobierna para servir, sino para someter y destruir vidas.
En este escenario, la mudez que yo proponía ya no serviría de nada. Porque no se trata solo de callar, sino de limpiar por completo la clase política. Porque, como he dicho en infinidad de ocasiones, todos los que hoy viven de la política o tienen intereses en ella deberían estar fuera de ella, apartados del poder, detenidos y encerrados para rendir cuentas ante la justicia por ser cómplices y encubridores cuando no autores, de gravísimos crímenes de lesa humanidad. Sus decisiones, sus mentiras, su traición constante a la voluntad popular y a la dignidad del Ser Humano no pueden ni deben quedar impunes.
Este es el verdadero drama, nos han robado hasta la posibilidad de soñar con una política honesta. Y por eso debemos ALZAR LA VOZ Y ACTUAR CONTRA ELLOS, no para hablar como ellos, sino para denunciar lo que ocultan y recordar lo que ya no quieren que recordemos que no es otra cosa que el poder pertenece al pueblo, no a las castas ni a los partidos ni a organizaciones genocidas supranacionales. Y que hay voces que, aunque quieran silenciar, jamás dejarán de decir la verdad.
Aunque, pensándolo bien, lo peor no es eso sino el silencio, el aplauso y la complicidad, por acción y omisión, de la práctica totalidad de la sociedad civil Española a todas las barbaridades que se están cometiendo a diario.
4 de julio de 2025.

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