Lo que un padre no debería tener que explicar. Por Carlos Garcés.
Hay vídeos que no me cansaré de publicar, y este es uno de ellos, que a lo largo de estos últimos años he compartido en varias ocasiones en mi blog personal "Senator".
Este es uno de los muchos vídeos que circulan por las redes y que se ha vuelto especialmente emblemático por la lección que encierra. Un padre reúne a sus cuatro hijos adultos para compartir una cena familiar, pero se encuentra con la frialdad de un nuevo invitado omnipresente, el teléfono móvil. Lo que debía ser un reencuentro cálido y humano se convierte en una escena de aislamiento y desconexión emocional. La reacción del padre y su mensaje final impactan profundamente.
Este vídeo, que acompaña a este artículo, no necesita más explicación. Lo importante es lo que representa: la imagen de una sociedad que ha confundido conexión con comunicación, presencia con compañía, ruido con afecto.
Ya no miramos a los ojos, no escuchamos de verdad, no nos damos el tiempo ni el silencio necesarios para sentirnos. Las nuevas tecnologías han ido desplazando poco a poco lo esencial: la familia, la conversación, la intimidad, el valor de estar con el otro.
Este vídeo nos recuerda que no hay ninguna aplicación capaz de reemplazar el calor de una palabra sincera, el valor de una sobremesa compartida, el silencio lleno de significado entre seres queridos. Nos advierte de que tal vez estamos hipotecando los últimos momentos con nuestros padres, nuestros abuelos o incluso nuestros hijos, por unos minutos de atención en redes que no nos conocen, ni nos querrán jamás como lo hacen quienes nos rodean.
Nos invita a reaccionar. A dejar el móvil a un lado. A recuperar lo humano. A entender que el verdadero “me gusta” no se da con un clic, sino con una mirada atenta, una escucha sincera, un beso y un abrazo a tiempo. Que hay cenas que podrían ser las últimas, y que cuando ese día llegue, no nos consuele haber estado mirando una pantalla.
Porque cuando los vínculos se deterioran y la familia se convierte en un grupo de desconocidos bajo un mismo techo, ya no hay redes que nos salven.
1 de julio de 2025

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