"La carpeta es verde. Y punto". Cuando la mentira se convierte en norma social y la verdad exige coraje. Por Carlos Garcés.


"La carpeta es verde. Y punto". Cuando la mentira se convierte en norma social y la verdad exige coraje. Por Carlos Garcés.


Hace muchos años vi un vídeo que no solo no he olvidado, sino que lo he publicado en varias ocasiones en mi blog personal "Senator* y que hoy vuelve a mi memoria con una claridad inquietante. En él, una profesora sostiene una carpeta verde delante de sus alumnos. Antes de que entre un estudiante que llega tarde, les da una consigna simple, cuando pregunten de qué color es la carpeta, todos deben responder “roja”. Así sucede. El alumno entra, observa la carpeta, escucha que todos dicen “roja”… y cuando le preguntan a él, también responde “roja”, aunque sus ojos ven claramente que es verde.

La escena es tan breve como demoledora. Y lo que sigue no es solo una reflexión pedagógica, sino una radiografía moral de nuestro tiempo.

Vivimos en una sociedad donde el juicio personal ha sido sustituido por la obediencia silenciosa. Donde decir lo que uno ve, lo que uno piensa o lo que uno cree es a menudo motivo de burla, aislamiento o censura. Nos hemos acostumbrado a ver tarjetas verdes y llamarlas rojas porque “todos lo hacen”. Porque ir en contra es incómodo. Porque cuestionar molesta. Porque pensar, hoy, es un acto de resistencia.

El experimento revela algo tan antiguo como actual: la presión del grupo puede más que la verdad, si no hay carácter. Y lo más grave no es que uno se equivoque, sino que renuncie a la verdad que tiene delante por miedo a no encajar.

Hoy no hay necesidad de cárceles ni censores oficiales; basta con una masa bien adoctrinada que repita lo que se espera. Basta con un entorno cultural que te enseñe que discrepar es intolerable. La tarjeta es verde, pero si todos dicen “roja”, más te vale alinearte.

Así funcionan hoy medios, instituciones, universidades e incluso familias; repiten discursos prestados, adoptan ideas sin pensarlas, atacan al que se sale del guion. No hay verdad, solo consenso. No hay razón, solo repetición.

¿Y si el alumno que entró tarde hubiera dicho: “La carpeta es verde”? ¿Qué habría pasado? Quizás se habría reído alguien. Quizás le habrían mirado mal. Pero también habría ocurrido algo decisivo: la mentira habría sido desafiada. Uno solo basta para romper el hechizo. Uno solo que diga lo que ve, que piense con libertad, que se atreva a no obedecer.

Ese uno eres tú, lector. Ese uno somos todos cuando decidimos no callar. Cuando decimos que la tarjeta es verde aunque el mundo grite que es roja.

La libertad no está en tener razón, sino en decirla

No sé si algún día dejarán de manipularnos. Pero sí sé que la única manera de ser libre es no ceder ante la mentira. Aunque la mentira venga envuelta en sonrisas, en aplausos, en poder o en corrección política. Aunque nos llamen locos, antiguos o radicales.

La carpeta es verde. Y punto.

Carlos Garcés.
3 de julio de 2025.










"SENATOR". Carlos Garcés.

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