CINCO AÑOS DESPUÉS; EN HONOR A FRANCESC COLET Y A LOS QUE NO SE RINDIERON. Por Carlos Garcés.
Tal día como hoy, hace cinco años, era uno de los muchos días en que las calles de Barcelona hablaban con voz propia. Eran tiempos oscuros, donde muchos se escondían detrás de un bozal impuesto, donde la mentira se convertía en verdad oficial, y donde el miedo era la moneda de cambio que usaban los poderosos para someter al pueblo. En ese escenario nació una llama de dignidad. Y entre los que la avivaron con valor estaba Francesc Colet.
Las imágenes de entonces, tomadas por mi, que hoy publico, vídeos y fotos, son una pequeña muestra. Eran manifestaciones sencillas, sin recursos, sin pancartas financiadas, sin partidos detrás, sin sindicatos vendidos. Pero eran nuestras.
Cada sábado de 18 a 21 h, y durante todo el año 2020, partíamos de la plaza de Sant Jaume, pasábamos por la Catedral, allí mostrábamos la verdad, y después recorríamos tramos de las Ramblas repartiendo folletos y recibiendo los insultos, chivatazos, algún que otro intento de agresión de la gente así como las no pocas interrupciones por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Lo hacíamos con el rostro descubierto, sin miedo, sin vergüenza, y sin agachar la cabeza ante un sistema criminal que pretendía reducirnos a códigos QR y obediencia ciega.
Los cabezas visibles de los grupos negacionistas nos reuníamos cada jueves por la tarde en una cafetería de la plaza de España para organizar la manifestación del sábado siguiente. Éramos muy pocos, pero estábamos unidos incidiendo en lo fundamental y negando la mayor. No hablábamos de derechas ni de izquierdas, porque sabíamos que eso era parte del teatro. Sabíamos que la verdadera batalla era otra, contra el Nuevo Orden Mundial, contra la farsa del COVID, contra la AGENDA 2030 y contra todos los que, con bata blanca o con corbata, querían someternos. Y para eso sabíamos que había que dejar en el colgador de casa las legítimas ideologías que cada uno de nosotros pudiéramos tener para ir todos Unidos en esa lucha.
En medio de todo eso, Francesc Colet, como lo hizo Fernando Vizcaíno en Madrid y otros lugares de España, destacó como un faro. Por su claridad, por su valentía, por su compromiso. Francesc no buscaba aplausos, ni votos, ni protagonismo. Buscaba la verdad. Y la defendía con serenidad, con firmeza, con convicción. Era un hombre que hablaba cuando tocaba hablar, que callaba cuando tocaba escuchar y que actuaba cuando otros titubeaban. Por eso hoy, cinco años después, quiero rendirle homenaje. Porque él, como otros pocos, dio la cara cuando hacerlo significaba arriesgarlo todo: el trabajo, la reputación, incluso la libertad. Yo guardo muy buen recuerdo de esas reuniones y de esos actos públicos que compartí con él.
Mientras tanto, ¿dónde estaban esos que hoy vienen dándonos lecciones? ¿Dónde estaban los que ahora se suben al carro de decir de boquilla que están en contra de la AGENDA 2030 porque conviene estratégica o electoralmente? ¿Dónde estaban los que hoy hablan de soberanía o de libertad, pero que entonces aplaudían los confinamientos, los toques de queda, las mascarillas, las ""vacunas"" y la represión policial? Estaban del lado del poder, aunque se disfrazaran de oposición.
Nosotros no luchábamos por un partido ni por una ideología. Luchábamos por la VERDAD, por la VIDA, por la LIBERTAD y por la DIGNIDAD del SER HUMANO. Y lo hicimos con coraje, cuando costaba. Hoy, cuando muchos que entonces callaban o se burlaban ahora intentan arrimar el ascua a su sardina, conviene recordar quiénes estuvimos de verdad en la trinchera, sin miedo y sin cálculo.
A todos los que estuvieron allí, y especialmente a Francesc Colet, mi gratitud, mi respeto y mi memoria. Porque hay gestos que no se olvidan, y hay personas que merecen ser recordadas no por lo que dijeron, sino por lo que hicieron.
Cinco años después, y a pesar de que en 2022 se certificara la defunción del verdadero negacionismo, grupalmente hablando, en España, algunos seguimos en pie aunque sea en soledad. Porque la lucha por la verdad no tiene fecha de caducidad.
25 de julio de 2025.






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