"Qué suerte he tenido de nacer" Una gratitud que no claudica.
Hay canciones que no me cansaré de publicar porque son plegarias. Otras, confesiones. Algunas pocas, como esta, son testamento.
"Qué suerte he tenido de nacer", del inolvidable Alberto Cortez, no es solo un poema cantado, es una afirmación de vida que nos invita a mirar lo esencial con los ojos abiertos y el alma despierta. No se trata de una oda vacía ni de un simple canto a lo cotidiano. Es, ante todo, una proclamación de amor por la vida sin ingenuidad, sin edulcorantes, sin renuncias.
Porque el arte de Cortez, argentino de cuna, universal de espíritu, nunca fue neutral. Con su voz y su pluma nos recordó que la emoción no está reñida con la verdad, que la ternura no es debilidad y que agradecer el milagro de existir no significa cerrar los ojos a las sombras del mundo. Muy al contrario, significa estar dispuesto a defender la belleza, la verdad y la dignidad del ser humano cuando más amenazadas están como es en este momento.
En este poema, Alberto Cortez nos habla de la vida, de sus amigos, de la lluvia, del amor y del tiempo compartido. Nos habla de lo grande a través de lo pequeño. Y al hacerlo, nos dice algo esencial, que la vida, a pesar de todo, vale la pena ser vivida con lucidez, con coraje y con gratitud activa. No resignada. No pasiva. No relativista.
La suerte de nacer no es solo un accidente biológico, sino una responsabilidad moral. Una llamada a no desperdiciar el regalo. A estar presentes y a luchar por lo que vale.
Y en tiempos como los que vivimos, donde tantas veces se confunde la compasión con la cobardía, la tolerancia con la indiferencia y la felicidad con el ruido, escuchar esta composición es casi un deber.
Alberto Cortez fue un cantautor de la vida con todas sus luces y sus sombras. Y este poema es su legado más luminoso. No para quedarnos sentados, ni para dormirnos en la nostalgia, sino para levantarnos con el corazón agradecido y la conciencia firme.
Por eso hoy comparto este vídeo. No solo como homenaje al artista sino como un acto de afirmación, afirmación que se ha de materializar defendiendo la vida alto y claro desde antes el nacimiento hasta la muerte natural. Porque sí, hemos tenido suerte de nacer. Pero aún más suerte si sabemos vivir con sentido.
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