Carta abierta a los que callan cuando deberían hablar y no actúan cuando deberían actuar. Por Carlos Garcés.



Carta abierta a los que callan cuando deberían hablar y no actúan cuando deberían actuar.

A quienes alguna vez alzaron la voz y ahora callan.
A quienes presumen de principios, pero los abandonan cuando más falta hacen.
A los tibios, a los neutrales, a los cómplices del silencio:

Hoy me veo en la necesidad de escribirles, porque el escándalo del que son parte ya no puede silenciarse más. Y no es un escándalo estridente ni visible, no. Es un escándalo más profundo, más grave y más destructivo: el escándalo de vuestro silencio y de vuestra inacción.

Cada vez que uno se toma la molestia de escribir, de denunciar, de señalar el mal, de defender la vida, la libertad o la dignidad humana, espera, como mínimo, una respuesta de quienes se supone que están llamados a hacerlo. De aquellos que, por su condición, por su trayectoria, por su vocación o por su autoridad moral, deberían ser los primeros en levantarse, en responder, en actuar. Pero no. El resultado, una y otra vez, es un silencio atronador, cobarde, miserable. Un silencio que duele, que avergüenza, que condena.

Calláis. Y al callar, facilitáis que el mal se extienda, que se consolide, que se institucionalice. Sois parte del problema.
Habéis hecho de la neutralidad vuestra trinchera cómoda. De la ambigüedad, vuestra coartada. De la prudencia, vuestro refugio. Pero lo cierto es que os habéis rendido. Y lo peor, lo habéis hecho sin luchar.

Muchos de vosotros habláis de valores en vuestros discursos, en vuestras familias,  aulas, en vuestros púlpitos, en vuestras tribunas. Pero no los vivís. No los defendéis cuando deben ser defendidos. Habláis de justicia, pero toleráis la injusticia. Habláis de vida, pero consentís el crimen. Habláis de libertad, pero agacháis la cabeza ante la censura.

No sois inocentes.
Sois cómplices.

El mal no necesita mayor fuerza para imponerse. Solo necesita que los buenos no hagan nada. Solo necesita de vuestra inacción, de vuestra pasividad, de vuestra cómoda indiferencia.

Y así, poco a poco, sin que nadie lo detenga, el mal crece, se organiza, se adueña de lo que una vez fue sagrado. Y cuando ya no queda nada, cuando todo está corrompido, entonces llegáis tarde, con vuestras lágrimas de cocodrilo, con vuestros homenajes vacíos, con vuestras palabras huecas.

Pero ya no sirven las palabras.
Lo que necesitamos son actos. Movimiento. Coherencia. Valentía.

Hoy, más que nunca, el mundo necesita a hombres y mujeres capaces de comprometerse con la verdad hasta las últimas consecuencias. 

Que no solo hablen de principios, sino que los vivan. Que no solo reciten discursos, sino que den ejemplo. Porque quien calla ante la injusticia, la respalda. Y quien no actúa contra el mal cuando puede, traiciona la causa del bien.

La historia no absolverá a los neutrales. Y vuestras conciencias, tampoco.

Carlos Garcés.
9 de junio de 2025.












"SENATOR". Carlos Garcés.


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