MANIFIESTO CONTRA LA EXPLOTACIÓN RELIGIOSA. De redes.


HOY MÁS VIGENTE QUE NUNCA 

MANIFIESTO CONTRA LA EXPLOTACIÓN RELIGIOSA. De redes.

"A lo largo de la historia, las religiones han ocupado un lugar central en la vida de millones de personas. Se han presentado como guías morales, refugios del alma, consuelo ante la muerte y el sufrimiento. Sin embargo, bajo ese envoltorio de espiritualidad y esperanza se esconde, en demasiadas ocasiones, una estructura de poder que se alimenta —sin escrúpulo alguno— de la fragilidad humana.

1. El negocio de la fe

Cuando una persona atraviesa un momento bajo —una pérdida, una enfermedad, una crisis existencial— se vuelve vulnerable. Y es en ese momento cuando muchas religiones se presentan como salvadoras. Prometen alivio, consuelo, un sentido trascendental. Pero rara vez lo hacen sin condiciones. Te piden que creas sin cuestionar, que sigas normas sin comprender, que contribuyas con tu dinero, tu tiempo y tu obediencia.

La fe se convierte así en moneda de cambio, y la esperanza, en un producto a comercializar. El diezmo, las donaciones, las suscripciones a cultos, las peregrinaciones carísimas: todo se convierte en una red de financiación que enriquece a las instituciones mientras quienes creen en ellas apenas pueden sobrevivir.

2. Parásitos emocionales

Las religiones, especialmente aquellas más institucionalizadas, actúan como parásitos emocionales. No buscan eliminar el sufrimiento, sino utilizarlo. Cuanto más sola, perdida o dolida esté una persona, más fácil resulta manipularla. La promesa de salvación eterna es la zanahoria; el miedo al castigo eterno, el palo.

Este chantaje emocional es brutalmente efectivo. Millones de personas viven con la culpa clavada en el pecho por no ser "lo bastante fieles", "lo bastante buenas", "lo bastante puras". Se alimenta el miedo, no el pensamiento; se cultiva la sumisión, no la autonomía.

3. La moral impuesta

A través de sus dogmas, muchas religiones no solo controlan lo que las personas creen, sino también cómo viven, aman, visten, piensan y mueren. Dictan una moral absoluta que condena y  excluye a quienes no se someten.

Todo ello en nombre de un Dios cuya existencia no puede probarse, pero cuya voluntad parece coincidir sospechosamente con los intereses de sus representantes en la Tierra.

4. Riqueza y poder disfrazados de espiritualidad

Mientras millones de creyentes viven en la miseria, muchas iglesias y organizaciones religiosas poseen fortunas multimillonarias, propiedades lujosas, cuentas opacas, colecciones de arte, bancos propios. Y todo eso libre de impuestos, bajo el escudo de lo "sagrado".

¿Dónde está el ejemplo de humildad? ¿Dónde el voto de pobreza? ¿Cómo se puede hablar de amor al prójimo mientras se acumula poder político, influencia mediática y dinero a costa del miedo, la ignorancia y el sufrimiento?

5. La fe debería liberar, no esclavizar

Creer en algo más grande que uno mismo no es el problema. El problema es que esa creencia sea explotada por estructuras de poder que buscan perpetuarse. La espiritualidad verdadera no necesita templos de mármol ni tronos dorados. Necesita honestidad, empatía, y libertad de pensamiento.

Es hora de dejar de idealizar a instituciones religiosas que han demostrado ser expertas en el arte de disfrazar su ambición con incienso. Es hora de dejar de perdonar lo imperdonable por miedo a lo eterno. Es hora de exigir que, si la religión pretende servir a la humanidad, lo haga sin manipular, sin enriquecerse, sin explotar la herida abierta de quienes solo buscan consuelo."

Y YO AÑADO,

QUE HOY TODAS ELLAS, SIN EXCEPCIÓN ALGUNA, ESTÁN A SUELDO DE LA CRIMINAL Y GENOCIDA AGENDA 2030 QUÉ TANTO DAÑO IRREPARABLE E IRREVERSIBLE HA CAUSADO Y ESTÁ CAUSANDO A LA GENTE DIGNA.


PARA CREER EN DIOS Y HACER EL BIEN NO HACEN FALTA INTERMEDIARIOS.







"SENATOR". Carlos Garcés.

Comentarios