Julio Anguita: a cinco años de su fallecimiento, la memoria de un político íntegro. Por Carlos Garcés.


Julio Anguita: a cinco años de su fallecimiento, la memoria de un político íntegro. 

Tal día como hoy en 2020 fallecía Julio Anguita González, a los 78 años, dejando un vacío en la política española y en la manera de entender la vida que aún hoy se percibe con nitidez. 

Profesor de historia, de formación comunista por convicción, y firme defensor de la ética en la política, Anguita fue durante décadas una "rara avis" en el panorama político nacional; un dirigente que creía en la palabra dada, en la coherencia ideológica, y en el ejercicio del pensamiento crítico como piedra angular del compromiso público.

Anguita comenzó su trayectoria política como alcalde de Córdoba en 1979, cargo que ejerció hasta 1986. Su gestión fue valorada como ejemplar, basada en la participación ciudadana, la transparencia y la atención a los sectores más desfavorecidos. Años después, sería elegido secretario general del PCE (1988-1998) y coordinador general de Izquierda Unida (1989-2000), llevando a esta coalición a sus mayores cotas de representación parlamentaria.

Conocido como “el califa rojo”, su estilo directo, su verbo riguroso y su constante apelación a la ciudadanía crítica le ganaron tanto admiradores como detractores, pero nunca indiferencia. 

Rechazó siempre la política del marketing y del titular fácil. Su defensa de lo que él llamaba “la política con mayúsculas” lo llevó a enfrentamientos abiertos con el bipartidismo, y su famoso lema “programa, programa, programa” se convirtió en bandera de quienes aspiraban a una democracia más real, más comprometida y menos entregada a intereses ajenos al bien común.

Julio Anguita fue también un intelectual político. Escribió ensayos, pronunció conferencias y dejó una abundante obra en la que defendía la soberanía nacional frente a los poderes financieros, una república basada en valores éticos y un modelo de sociedad en el que el Estado no fuese rehén del mercado. Tras su retirada de la primera línea política, siguió interviniendo en el debate público desde posiciones independientes, siendo especialmente crítico con la deriva neoliberal y la falta de cultura democrática de las élites españolas.

A cinco años de su fallecimiento, su figura sigue suscitando respeto. No por nostalgia, sino por contraste. Porque Julio Anguita fue, quizás, el último gran referente de una política entendida como servicio público, como ejercicio de pedagogía y como compromiso con la verdad, aunque esta fuese incómoda.

Desde aquí, quiero expresar, una vez más,  mi más profundo respeto hacia Julio Anguita, hacia su coherencia y su trayectoria. Desde la distancia en algún asunto ideológico, ha sido para mí uno de los escasos políticos verdaderamente honrados y decentes que ha tenido este país y en este blog se pueden encontrar muchos documentos gráficos y sonoros qué lo corroboran. 

Su legado no pertenece a una sigla, sino a quienes siempre hemos creído en otro tipo de hacer política y de administrar la "res publica".


Carlos Garcés.

16 de mayo de 2025.








"SENATOR". Carlos Garcés.

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