Esa frase sugiere que las personas que dicen la verdad a menudo enfrentan rechazo o desprecio. Esto puede ser porque la verdad a veces es incómoda o desafía las creencias o intereses de otros. Al decir la verdad, a veces se pueden generar conflictos o incomodidades, lo que puede llevar a que la persona sea malinterpretada o rechazada.
Y eso es moneda de uso corriente en las últimas décadas en una España en la que no cabe un corrupto y un idiota más y donde la dignidad humana ha desaparecido por completo.

Comentarios
Publicar un comentario