FOREMAN, EL GORDO BUENO QUE SUPO CÓMO HUIR DE LA FOTO A LOS PIES DE MUHAMMAD ALÍ. De redes.


30 de octubre de 1974. George Foremann/ Muhammad Alí. Gran e inolvidable pelea en la que Alí arrebata a Foreman el título de campeón mundial de los pesos pesados.

FOREMAN, EL GORDO BUENO QUE SUPO CÓMO HUIR DE LA FOTO A LOS PIES DE MUHAMMAD ALÍ. De redes.

(in memoriam George Foreman, 1949-2025)

'Big George' era el gran cuco del boxeo en los primeros años de la década de los ’70. Había sido medalla de oro olímpico en México '68 y como profesional ya tenía 37 nocauts en 40 peleas cuando ganó el título mundial de todos los pesos el 22 de enero de 1973, tirando seis veces a Joe Frazier en un par de rounds. ¡Seis!

Impresionante. 

Lo mismo le duró Ken Norton: dos rounds. Nada. Antes de la pelea por el título mundial en Kinshasa Ángelo Dundee, el histórico entrenador de Muhammad Alí, estaba muy preocupado. “De verdad tiene miedo que el muchacho lo mate”, susurraban en el campamento. 

Aquella pelea del 30 de octubre de 1974 fue, sin duda, la cumbre de la historia del boxeo. 

Alí hizo todo lo contrario a lo que imponía la lógica: en lugar de bailar alrededor del noqueador para mantenerse alejado de su brutal derecha, se recostó contra las cuerdas, armó la guardia y lo invitó a intercambiar golpes. 

Un suicidio. 

“Vamos George, ¿esto es todo lo que tenés? No sabés cómo golpear. ¡No tenés nada, no podés conmigo! ¡Yo soy una leyenda, una leyenda...!”, repetía mientras hacía cintura, barría, cabeceaba y bloqueaba esos ganchos impiadosos. 

Fueron ocho rounds históricos con un nocaut final que demostró que el boxeo es bastante más que músculo y brutalidad. 

Alí lo aguantó, no dejó de hablarle ni un segundo y destruyó su autoestima. 

En el octavo Alí por fin lo contragolpeó con fiereza, y a la segunda andanada el campeón imbatible se desplomó lentamente, como un enorme árbol talado.

El lugar de Foreman en la historia del boxeo parecía ser esa foto final, derrumbado a los pies de Alí, el mejor boxeador de todos los tiempos. 

Todo el mundo creía eso y yo también. 

Foreman hizo un par de peleas más, volvió a noquear a Frazier, pero era inútil. Esa derrota lo había aniquilado mentalmente. 

En 1977, a los 28 años, decidió irse del boxeo. Vivió diez años alejado de las luces como un humilde pastor texano. Engordó mucho. Perdió pelo. 

A los 38 anunció su vuelta al boxeo. Pelado y sin cintura. 

El mundo se rió de él y yo también. 

Noqueaba a boxeadores de segunda y tercera serie en fila. Seis peleas en 1987, nueve en 1988 y otras seis en 1989. 

Fue subiendo el nivel de sus oponentes y las cadenas de televisión aumentaban sus bolsas porque la gente quería verlo noquear. Eso generaba más rating, más publicidad y así, poco a poco, Foreman fue sumando victorias y dólares. 

‘Big George’ por fin dejó de ser el malo de la película. Sus cachetes gordos y su sonrisa de hombre bueno atraían a todos los públicos. Por eso, un día, le ofrecieron un negocio atractivo que él, con su carisma, convirtió en millonario. 

Su nueva imagen era ideal para promocionar la ‘George Foreman Lean Mean Fat-Reducing Grilling Machine’, una parrilla para cocinar sin grasas que se convirtió en un extraordinario fenómeno de ventas de costa a costa en los años 90. Filmó muchos avisos. Hizo otras publicidades. Facturó a dos manos.

Foreman ganaba fortunas, pero solo quería una cosa. Recuperar aquel campeonato mundial que Alí le habia arrebatado de manera tan humillante.

Perdió por puntos dos peleas por el título, una con Evander Holyfield y otra con Tommy Morrison, aquel patovica rubio que trabajó en una película de la saga ‘Rocky’, con Sylvester Stallone. 

Insistó.

La tercera fue la vencida. 

El 7 de junio de 1994, a los 45 años y cinco meses, George Foreman se convirtió otra vez en campeón del mundo de todos los pesos. 

Noqueó en el décimo a Michael Moorer, un muchacho 18 años más joven, doble campeón pesado invicto y con ocho defensas como titular mediopesado. 

Ningún paquete.

Lloré de emoción por el triunfo de Alí en 1974, sí.

Pero también lloré cuando el viejo George levantó esos brazos como dos troncos para que le colgaran los cinturones de la AMB y la FIB que le había ganado al joven Moorer. 

Lloré de emoción, está vez por él.

Foreman se arrodilló en su esquina y ni siquiera sonrió. Por primera vez sobre un ring se lo veía tranquilo, sereno, en paz. 

Tuvo su revancha. Había huido para siempre de aquella triste imagen a los pies de Alí. 

Logró ganarle la pulseada a la historia.

Esa historia se cerró hoy, 21 de marzo de 2025, cuando la familia anunció su muerte a los 76 años.

Ay, ‘Big George’… 

Me hiciste llorar otra vez, con unas lágrimas tan redondas y gordas como las gordas esculturas de Botero.

Tal vez ése sea el mejor homenaje para alguien tan entrañable como vos, champ.

Amo a ese tipo."

El 7 de junio de 1994, a los 45 años y cinco meses, George Foreman se convirtió otra vez en campeón del mundo de todos los pesos. 


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"SENATOR". Carlos Garcés.

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