DECISIONES
¿Estamos seguros de estar realmente dispuestos a pagar el precio de la Verdad?
¿O preferimos a veces elegir el camino más cómodo: el de la mayoría?
No se puede negar que es más fácil nadar con la corriente que contra de ella. Es más tranquilizador sentirse parte de un gran grupo que defender una postura solitaria. Pero la historia nos enseña una lección diferente. Todo gran cambio comenzó a partir de una minoría que se atrevió a desafiar el status quo.
La verdad no es democrática. No se pliega al número de sus partidarios, sino que se mantiene firme en los hechos y la lógica. Sin embargo, ¿cuántas veces nos hemos quedado callados para no perturbar la armonía del grupo? ¿Cuántas veces hemos reprimido nuestras convicciones para no sentirnos «diferentes»?
El conformismo es una manta cálida y cómoda, pero cuando elegimos ponernos del lado de la mayoría sólo porque es la mayoría, renunciamos a parte de nuestra autenticidad.
La verdadera fuerza no reside en los números, sino en el valor de defender lo que sabemos que es correcto, incluso cuando estamos solos a la hora de hacerlo. Está en la capacidad de resistir a la presión social y permanecer fieles a nuestras convicciones basadas en los hechos y la razón.
¿Queremos ser recordados como los que siguieron a la multitud o como los que tuvieron el valor de señalar una nueva dirección?
"SENATOR". Carlos Garcés.
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