“La censura y la corrupción de la publicidad” por Brownstone Institute.



“La censura y la corrupción de la publicidad” por Brownstone Institute


Las empresas más poderosas del mundo se han unido contra la libertad de expresión, y han utilizado tus impuestos para financiar su misión.

La semana pasada, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes publicó un informe sobre la poco conocida Alianza Global para los Medios Responsables (GARM) y su perniciosa promoción de la censura. GARM es una rama de la Federación Mundial de Anunciantes (WFA), una asociación mundial que representa a más de 150 de las mayores marcas del mundo, entre ellas Adidas, British Petroleum, Nike, Mastercard, McDonald's, Walmart y Visa.

La WFA representa el 90% del gasto publicitario mundial, con casi un billón de dólares al año. Pero en lugar de ayudar a sus clientes a alcanzar la cuota de mercado más amplia posible, la WFA se ha convertido una fuerza supranacional de censura.

Rob Rakowitz y la misión de suplantar la Primera Enmienda

Rob Rakowitz, líder de la WFA, siente un particular desprecio por la libertad de expresión. Se ha burlado de la Primera Enmienda y de la «interpretación global extrema de la Constitución de EE.UU.», a la que tacha de «ley literal de hace 230 años (hecha exclusivamente por hombres blancos)». (…)

Es mucho lo que está en juego. La revolución económica del siglo XV y siguientes significó un cambio radical en la toma de decisiones, que pasó de las élites al pueblo en general. Con ello llegó una distribución más amplia de la propiedad y un aumento de la riqueza a lo largo de muchos siglos, que culminó a finales del siglo XIX. Junto con ello se produjo un cambio en el enfoque del marketing, que se alejó de las élites y se dirigió hacia todos los demás.

La consolidación de la publicidad y su control por parte de los Estados golpea el corazón mismo de lo que se supone que son las economías libres. Y, sin embargo, los Estados que desean el máximo control sobre la mente del público deben llegar hasta ahí. Deben conseguir la hegemonía total y eso incluye la publicidad. Hay que detenerlo antes de que sea demasiado tarde para restaurar la libertad frente al corporativismo. (…)


Desde agosto de 2020 que no veo la televisión por salud mental por lo que esta noticia a mí no me afecta.
Comiendo que todo el mundo apague los televisores.

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