Historia de corrupción médica - La peste bubónica en Ginebra. Por Counterpropaganda.


Historia de corrupción médica - La peste bubónica en Ginebra.

Cuando la peste bubónica asoló Ginebra en 1530, todo estaba preparado. Incluso abrieron un hospital entero para las víctimas de la peste. Con médicos, paramédicos y enfermeras. Los comerciantes aportaban, el magistrado daba subvenciones todos los meses. Los enfermos siempre daban dinero, y si uno de ellos se moría solo, todos sus bienes iban al hospital.

Pero entonces ocurrió un desastre: la peste se estaba extinguiendo, mientras que las subvenciones dependían del número de pacientes. Para el personal del hospital ginebrino de 1530 no existía la cuestión del bien y el mal. Si la peste produce dinero, entonces la peste es buena. Y entonces los médicos se organizaron. Al principio, se limitaron a envenenar a los pacientes para aumentar las estadísticas de mortalidad, pero pronto se dieron cuenta de que las estadísticas no tenían que referirse sólo a la mortalidad, sino a la mortalidad por peste. Así que empezaron a cortar los bubones de los cuerpos de los muertos, secarlos, molerlos en un mortero y dárselos a otros pacientes como medicina.

Luego empezaron a quitar el polvo de la ropa, los pañuelos y las ligas. Pero de algún modo la plaga siguió remitiendo. Al parecer, los bubones secos no funcionaban bien. Los médicos iban a la ciudad y esparcían polvo bubónico en los picaportes de las puertas por la noche, seleccionando aquellas casas en las que luego podrían sacar provecho. Como escribió un testigo presencial de estos hechos, "esto permaneció oculto durante algún tiempo, pero al diablo le preocupa más aumentar el número de pecados que ocultarlos".

Pronto, uno de los médicos se volvió tan descarado y perezoso que decidió no deambular por la ciudad de noche, sino simplemente arrojar un puñado de polvo a la multitud durante el día. El hedor se elevó hasta el cielo y una de las muchachas, que por una afortunada casualidad había salido hacía poco de aquel hospital, descubrió de qué se trataba aquel olor.

Ataron al médico y lo pusieron en las buenas manos de "artesanos" competentes. Intentaron sacarle toda la información posible. Sin embargo, la ejecución duró varios días. Los ingeniosos hipocráticos eran atados a postes en carros y llevados por toda la ciudad. En cada cruce, los verdugos utilizaban tenazas al rojo vivo para arrancarles trozos de carne. Luego los llevaron a la plaza pública, los decapitaron y descuartizaron, y los trozos se llevaron a todos los distritos de Ginebra.

La única excepción fue el hijo del director del hospital, que no participó en el juicio pero soltó que sabía hacer pócimas y preparar el polvo sin miedo a contaminarse. Simplemente fue decapitado "para evitar la propagación del mal".

Extracto de Crónicas de Ginebra de François Bonivard

https://www.counterpropaganda.info/p/historia-de-corrupcion-medica-la

Comentarios