¿Estás fuera del "sistema"?
Una de las grandes trampas del llamado "sistema" es hacer creer a la persona que se considera "rebelde" o "antagonista" que el sistema es un cuerpo extraño, algo que uno puede aceptar o rechazar, un enemigo externo al que se puede declarar la guerra, al que se puede vencer o ante el que se puede sucumbir.
Un sistema es, por definición, un todo orgánico de partes, reunidas en torno a un principio organizador que las trasciende, y que están constitutiva y estructuralmente interconectadas a él. Todo lo que es interno al sistema forma parte del sistema y es orgánico a él, incluido el rechazo y el antagonismo al mismo.
Si estás leyendo estas líneas y te consideras fuera del sistema, debes saber que el sistema ha producido tu rechazo, lo ha previsto y calculado, lo ha fomentado hasta cierto punto porque es funcional, lo tolera mientras pueda digerirlo, y si de alguna manera se vuelve tóxico, lo maneja de la manera en que el organismo maneja sus propias células enfermas o defectuosas.
En general, es correcto decir que el sistema produce rechazo y oposición al sistema como instrumentos de su perpetuación, y cuando ya no son útiles para el equilibrio del organismo, simplemente los aniquila suspendiendo sus vínculos estructurales con el propio sistema, porque no son nada y no tienen sentido excepto como partes orgánicas para el sistema.
El sistema es un circuito hermenéutico completo, que recoge y engloba cada uno de sus momentos, incluido el negativo.
Por eso toda ambición romántica de luchar y oponerse frontalmente al sistema es una piadosa ilusión. Ignora su propia función como momento orgánico del propio sistema, y su destino marcado por la naturaleza de las cosas.
Es hora de dejar los sueños románticos para la adolescencia, y adoptar el desapego y el realismo de la madurez.
Partiendo de estos principios, es posible imaginar formas y estrategias de acción eficaces.
https://www.counterpropaganda.info/p/estas-fuera-del-sistema
Una de las grandes trampas del llamado "sistema" es hacer creer a la persona que se considera "rebelde" o "antagonista" que el sistema es un cuerpo extraño, algo que uno puede aceptar o rechazar, un enemigo externo al que se puede declarar la guerra, al que se puede vencer o ante el que se puede sucumbir.
Un sistema es, por definición, un todo orgánico de partes, reunidas en torno a un principio organizador que las trasciende, y que están constitutiva y estructuralmente interconectadas a él. Todo lo que es interno al sistema forma parte del sistema y es orgánico a él, incluido el rechazo y el antagonismo al mismo.
Si estás leyendo estas líneas y te consideras fuera del sistema, debes saber que el sistema ha producido tu rechazo, lo ha previsto y calculado, lo ha fomentado hasta cierto punto porque es funcional, lo tolera mientras pueda digerirlo, y si de alguna manera se vuelve tóxico, lo maneja de la manera en que el organismo maneja sus propias células enfermas o defectuosas.
En general, es correcto decir que el sistema produce rechazo y oposición al sistema como instrumentos de su perpetuación, y cuando ya no son útiles para el equilibrio del organismo, simplemente los aniquila suspendiendo sus vínculos estructurales con el propio sistema, porque no son nada y no tienen sentido excepto como partes orgánicas para el sistema.
El sistema es un circuito hermenéutico completo, que recoge y engloba cada uno de sus momentos, incluido el negativo.
Por eso toda ambición romántica de luchar y oponerse frontalmente al sistema es una piadosa ilusión. Ignora su propia función como momento orgánico del propio sistema, y su destino marcado por la naturaleza de las cosas.
Es hora de dejar los sueños románticos para la adolescencia, y adoptar el desapego y el realismo de la madurez.
Partiendo de estos principios, es posible imaginar formas y estrategias de acción eficaces.
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