Cómo se aseguran de que sigas siendo esclavo del sistema. Por Counterpropaganda.



Cómo se aseguran de que sigas siendo esclavo del sistema

Casi todos los pensamientos y acciones que emprendes son diametralmente opuestos a tus propios intereses, y sin embargo muchos permanecen felizmente inconscientes. Esto no es un accidente; es un plan cuidadosamente orquestado diseñado para mantenerte en un estado de servidumbre perpetua.

La insaciable sed de control del estado no conoce límites. Pretende dominar todos los aspectos de tu existencia: tu mente, tu cuerpo y tu espíritu. Y aunque pueda resultar incómodo reconocerlo, la verdad es que el estado ha tenido mucho éxito en este sentido. Sólo unos pocos elegidos han logrado asomarse detrás de la cortina y comprender el verdadero alcance de su esclavitud mental y espiritual.

Tus pensamientos, esos susurros íntimos que crees tuyos, no son más que una ilusión cuidadosamente elaborada. Casi todas las ideas que cruzan tu mente han sido meticulosamente diseñadas para guiarte hacia los resultados deseados por el estado. Eres un peón en un juego que ni siquiera te das cuenta de que estás jugando.

El sistema de educación pública, un término equivocado como ninguno, es poco más que una fábrica de adoctrinamiento diseñada para despojar a los niños de su individualidad y moldearlos como engranajes obedientes de la maquinaria del estado. Cuando un joven adulto sale de esta prisión intelectual, su capacidad de pensamiento independiente prácticamente se ha extinguido.

La educación superior sólo sirve para reforzar este condicionamiento, cerrando cualquier vía de cuestionamiento crítico. La mera idea de cuestionar las narrativas alimentadas con cuchara por los medios de propaganda y la élite gobernante se convierte en un anatema.

Nos hemos convertido en una sociedad de autómatas engreídos, que avanzan a trompicones por un paisaje de confusión organizada. Nos han extirpado quirúrgicamente el ego, que antes era la esencia misma de nuestra individualidad, dejándonos como poco más que componentes intercambiables de la gran maquinaria del estado. Hemos sido absorbidos por la mente de colmena del pensamiento de grupo, cada pensamiento y acción dictados por los caprichos del colectivo.

Y pobre de aquel que se atreva a desviarse de esta norma cuidadosamente construida. Cualquier intento de afirmar la propia individualidad o de desafiar el status quo se topa con un castigo rápido y despiadado. Incluso las personas más cercanas a nosotros - amigos, familiares, vecinos - se convierten en ejecutores involuntarios de la conformidad, y su hostilidad hacia la disidencia sirve como recordatorio del precio de la desobediencia.

En este sistema opresivo, nos encontramos atrapados por los grilletes de la sabiduría convencional, una colección de falsas historias y medias verdades cuidadosamente seleccionadas que se nos transmiten a la fuerza a través de los campos de adoctrinamiento que llamamos escuelas y la máquina de propaganda conocida como medios de comunicación. Esta supuesta sabiduría no es más que un cóctel tóxico de confusión y desinformación, diseñado para ahogar cualquier atisbo de pensamiento independiente o cuestionamiento crítico.

La sabiduría convencional actúa como una camisa de fuerza mental, limitando nuestros procesos de pensamiento y programándonos para rechazar por reflejo cualquier información que se atreva a desafiar nuestros precondicionamientos. Esta disonancia cognitiva es un arma poderosa en el arsenal del estado, asegurando que permanezcamos dóciles y obedientes incluso frente a contradicciones e injusticias evidentes.

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Suscribo palabra por palabra este artículo de Counterpropaganda.

Y esa esclavitud se viene haciendo más que evidente desde 2020 con el pretexto de una falsa pandemia y enfermedad del covid.

Están haciendo con nosotros lo mismo que nosotros hacemos con los animales de granja que nos alimentan desde antes de que nazcan hasta que los llevamos al matadero.

C. Garcés.

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