¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂é 𝗮ú𝗻 𝗵𝗮𝘆 𝗺𝗼𝗻𝗼𝘀? Una reflexión diferente sobre la teoría de la evolución.



¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲́ 𝗮𝘂́𝗻 𝗵𝗮𝘆 𝗺𝗼𝗻𝗼𝘀?

Si la EVOLUCIÓN de las especies es un fenómeno REAL considerado como un hecho científico, eso significa que el ser humano proviene de un ancestro común que es compartido con todos los demás primates. Entonces, surge la pregunta, ¿por qué aún hay monos? ¿no debieron haber evolucionado también?

El principal problema del entendimiento erróneo de la teoría de la evolución se origina en la noción lineal del proceso evolutivo. Se hizo muy conocida la imagen en la que un mono se va convirtiendo en humano de forma progresiva, como si nuestra especie fuera el resultado final de un ser vivo definitivo o un arquetipo biológico a alcanzar. 

Esta concepción está equivocada. Las especies no se transforman en otras solo porque si. El mecanismo de la selección natural nos indica que los seres vivos cambian sus características físicas y conductuales por medio de mutaciones genéticas que suceden de manera aleatoria en el ADN de los individuos. 

Sin embargo, la manera en la que en la naturaleza sobreviven ciertos seres vivos es contraria al azar. Cuando el ADN se replica para generar células nuevas en nuestro cuerpo, frecuentemente ocurren errores de copiado en los nucleótidos. Tales errores suelen pasar inadvertidos porque suponen un cambio insustancial en el organismo. 

Lo interesante sucede con aquellas células destinadas a la formación de nuevos seres vivos. En las células reproductoras ocurre lo mismo, es decir, durante la gametogénesis. La gran mayoría de los óvulos y espermatozoides de un individuo no fecundan, por lo que sus mutaciones particulares desaparecen cuando la célula muere. 

Pero habrá algunos gametos que sí lleguen a fecundarse. Entonces, toda la información genética de los progenitores será heredada al descendiente, pero con algunos cambios originados por los errores de copiado, es decir, las mutaciones particulares en los gametos fecundados.

Al existir tales cambios en el nuevo ADN, las funciones de algunas células especializadas del organismo engendrado podrían ser ligeramente diferentes. La gran mayoría de estas modificaciones pasarán desapercibidas, unas pocas perjudicarán al individuo, y otras poquísimas supondrán una ventaja evolutiva.

Esta ventaja está relacionada directamente al ambiente. Puede ser una característica física o en el comportamiento. Así, este individuo estará mejor adaptado que los otros de su especie. Tendrá más posibilidades de llegar a la adultez y de reproducirse. De esta forma, su conjunto particular de genes pasará a la siguiente generación y con el tiempo, habrá una especie totalmente nueva.

La evolución no tiene una dirección fija o predeterminada. No es un proceso lineal. No hay tal cosa como el ser vivo definitivo. Los monos NO están menos evolucionados ni mucho menos necesitan convertirse en humanos, sino que ambos tienen características propias que les han permitido sobrevivir. NO venimos del mono, más bien monos y humanos provienen de un ancestro común. 

No es el más fuerte el que sobrevive, tampoco es el más grande ni el más inteligente. Sobrevive aquel que es más adaptable al cambio. -Charles Darwin.

Redactado por: Rodo Basilio 

Imagen: The Hornet Magazine, 1871.



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