¿Por qué los seres humanos anhelan tanto la creación de un mundo virtual y el acceso inmediato a él?


Un niño pequeño en un cochecito totalmente absorbido por el teléfono móvil que lleva en la mano: esta es la imagen que más representa la esencia profunda de la época en que vivimos, en este mismo momento.
Dejando de lado por un momento cualquier discurso ético o moral sobre la idoneidad del uso de la tecnología por parte de los más pequeños, queda un hecho indiscutible: ante la posibilidad de elegir, el bebé verá ese dispositivo como el objeto que más puede atraer su atención.
No hace falta decir que la misma predilección se da también entre los adultos: lo que, sin embargo, en el caso de los bebés genera reflexiones aún más profundas se deriva del hecho de que para los pequeños todo aspecto del mundo es una novedad y, en consecuencia, un espectáculo potencial.
Sin embargo, ante un espectáculo tan vasto, el mundo virtual gana con creces cuando pueden decidir por sí mismos dónde centrar su atención.

Ahora, uno de los temas centrales de nuestro tiempo es el estudio de cómo el avance de la tecnología no sólo ha cambiado, sino que ha trastocado nuestros hábitos.
Pero este estudio esencial a menudo pasa por alto un aspecto igualmente importante, que llega incluso antes: la tecnología sí nos ha cambiado, pero este progreso no ha caído del cielo, de la nada.
La inventiva humana no ha hecho más que ingeniarse durante décadas para lograr este objetivo, es decir, la creación del mundo virtual y de los dispositivos para utilizarlo.
No han sido internet y los smartphones los que han generado una mutación en los hábitos humanos: al contrario, son el resultado de lo que el ser humano siempre ha querido tener en sus manos.
Su difusión inmediata, instantánea y omnipresente, su imposición en el uso cotidiano de todos, independientemente de la edad, la educación y la clase social, atestiguan el hecho de que la humanidad ha esperado milenios para poseer tales herramientas.

Por tanto, la verdadera pregunta es: ¿por qué los seres humanos anhelan tanto la creación de un mundo virtual y el acceso inmediato a él?

Aquí la cuestión se vuelve aún más compleja.
Basta con observar de paso que la esencia profunda del universo virtual es afín a la metafísica, representando de hecho una parodia simplificada, accesible e inmediata de la misma.
Una huida del mundo, un alejamiento de la mirada de una realidad que genera sobre todo dolor y cansancio.
El resultado es la creación de otro mundo, purgado de todo lo que es sufrimiento.
El mundo de los cielos reflejado, volteado, hecho pequeño y accesible, encerrado en un espejo.
Es como si la humanidad no buscara otra cosa desde hace siglos.

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