MIGUEL SERVET: EL CIENTÍFICO HEREJE QUE FUE QUEMADO TRES VECES.



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"MIGUEL SERVET: EL CIENTÍFICO HEREJE QUE FUE QUEMADO TRES VECES

Un 27 de octubre del año 1553 en Ginebra, es quemado en la hoguera, junto a sus libros, el médico y teólogo español Miguel Servet, descubridor de la circulación pulmonar de la sangre, condenado por hereje.

Nacido en la localidad aragonesa de Villanueva de Sigena, su nombre real era Miguel Serveto y Conesa. Con solo 15 años dejó España para estudiar leyes en Francia, donde viviría la mayor parte de su vida. Viajó por Europa gracias a su trabajo como secretario del fraile franciscano Juan de Quintana, quien se convertiría en confesor y consejero del emperador Carlos V. Fue entonces cuando, escandalizado por el lujo y la corrupción del papado, abrazó la Reforma protestante encabezada por Lutero.

Sin embargo, fue mucho más allá en sus planteamientos de lo que la Reforma toleraba. En 1531 publicaba su primer libro, cuyo título no escondía sus intenciones: en De Trinitatis Erroribus impugnaba el dogma de la Trinidad, lo que puso en su contra a católicos y protestantes. Tras cambiar su apellido, recaló en París, donde estudió medicina al tiempo que enseñaba matemáticas y astronomía.

Servet fue el primer autor en Occidente que comprendió la respiración. Hasta entonces primaba la teoría de Galeno, según la cual el aire viajaba al corazón por la vena pulmonar para mezclarse con la sangre, que después cruzaba de un ventrículo a otro a través de poros para distribuirse por el organismo. Servet propuso en cambio que la arteria pulmonar llevaba la sangre a los pulmones no solo para nutrir estos órganos, sino para recoger el aire a través de capilares, y que después regresaba por la vena pulmonar al corazón. Es decir, no existía comunicación entre los ventrículos, sino que la sangre pasaba de uno a otro únicamente previa circulación por los pulmones para su aireación.

La teoría de Servet, que resultó correcta, tuvo poco eco; justo lo contrario que su doctrina teológica. Condenado por la Inquisición francesa, huyó de Vienne, donde tuvieron que conformarse con quemar su efigie junto a libros en blanco. Pero por algún motivo desconocido, de camino al sur de Italia decidió hacer escala en Ginebra. Repudiado tanto por los católicos como por los protestantes, fue arrestado en Ginebra, sometido a juicio y condenado a morir en la hoguera por orden del Consejo de la ciudad y las iglesias Reformadas de los cantones, cuando en ella predominaba la influencia de Juan Calvino.

El propio Calvino trató de conmutar su pena por una más piadosa decapitación, pero fue inútil: el 27 de octubre de 1553 ardió con un ejemplar de su obra atado al brazo.

Todavía Servet sería quemado una tercera vez: en 1942 el gobierno francés colaboracionista con la ocupación nazi consideró que la escultura dedicada a él en Annemasse, junto a Ginebra, era un monumento al pensamiento libre. La estatua fue retirada y fundida al fuego. Se restituyó en 1960, por fin en tiempos más tolerantes.

La muerte de Miguel Servet se considera como el punto de arranque de la discusión que condujo al reconocimiento de la libertad de pensamiento y de expresión de las ideas.​ Históricamente hablando, con la muerte de Servet, la libertad de conciencia acabó convirtiéndose en un derecho civil en la sociedad moderna. Asimismo, las iglesias unitarias, surgidas de los movimientos antitrinitarios del siglo XVI y posteriores, consideran a Servet su pionero y primer mártir".



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