EL JUICIO DE UN HOMBRE JUSTO.

 





EL JUICIO DE UN HOMBRE JUSTO.

La Apología de Sócrates es una obra escrita por Platón que consta de un diálogo que hace Sócrates en el juicio al que es llevado acusado de despreciar a los dioses del Estado y de introducir nuevas deidades, de convertir el argumento más débil en el más fuerte, de ser un orador habilidoso y de corromper a la juventud.

Sócrates comienza su defensa dirigiéndose al jurado y a todos los atenienses, asegurando ignorar la impresión, que lo dicho por sus acusadores, haya dejado en lo presentes y pidió que le fuera permitido demostrar que nada de lo dicho se ajustaba a la realidad.

Sócrates dejó en claro que no utilizaría palabras rebuscadas, ni hermosos discursos para lograr convencerlos de que lo absolvieran, defendiendo ante todo la verdad y la justicia.

Entre otras cosas Sócrates comenzó a relatar la historia, en la cual, su amigo Querefonte se presentó ante el Oráculo de Delfos y le cuestiono si había otro hombre en el mundo más sabio que Sócrates y el Oráculo respondió que no, no había alguien más sabio que él, al enterarse de aquello, Sócrates se dio a la tarea de descubrir aquello que el dios quería decir con eso y comenzó por acercarse a todas aquellas personas que eran considerados por los demás, y por ellos mismos, sabios, los primeros fueron los políticos, ahí, Sócrates descubrió, que los que decían ser sabios y eran reconocidos como tal, no lo eran realmente, que presumían de algo que no eran y por hacérselos saber se ganó la enemistad de muchos.

Al terminar con los políticos, fue a donde los poetas, y después con los artesanos, con ambos la historia se repitió, al igual que los políticos, los poetas y los artesanos presumían ser más sabios de lo que realmente eran, creían que por conocer y saber hacer bien su oficio, creían que sabían todo, en todos los asuntos, algo que a Sócrates le parecía petulante y obscurecía todo conocimiento que pudiesen poseer.

Tras aquella investigación, Sócrates se ganó un sin fin de enemigos, pero descubrió que el dios decía la verdad, que él era más sabio que todos ellos porque era capaz de reconocer que la verdad era que él no sabía nada.

Tras su defensa el jurado le declara culpable por escaso margen de votos. Como las leyes no preveían pena concreta para los delitos imputados, se le ofrece la posibilidad de proponer una pena. Podía haber elegido el destierro o una multa, pero vuelve a irritar al jurado no acatando el veredicto y solicitando una pensión a expensas públicas por los servicios prestados a la comunidad ateniense. Entonces, al considerarse ofendido, el tribunal vota mayoritariamente la condena a muerte.

Sócrates es llevado a prisión y es muerto en 30 días. En este tiempo no acepta los planes de huida de sus seguidores. Cita Jenofonte, que, ante las lágrimas de sus amigos, respondió:

“¿Qué es eso? ¿Es ahora cuando os ponéis a llorar? ¿Acaso no sabéis que desde que nací estaba condenado a muerte por la naturaleza?”(...)

Sócrates defendió hasta el último momento que era un hombre justo y que prefería pagar el peor de los castigos antes de ser infiel a sus pensamientos.



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