La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.


La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas […]». Con este discurso terminaba Charles Chaplin El Gran Dictador. Y se convirtió en un llamamiento universal, a la altura de los de Martin Luther King o Gandhi.
 

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