LAS DOS IGLESIAS Y LAS DOS MUJERES DEL APOCALIPSIS. Rvdo P Custodio Ballester.


PARA QUE SE PUEDA ENTENDER AQUÍ TE DEJO LA PALABRA DE DIOS Y UNA CLARA ESPIRITUAL INTERPRETACIÓN. 

LAS DOS MUJERES DEL APOCALIPSIS, LAS DOS IGLESIAS DE ESTOS TIEMPOS. 

Dos figuras claves que están mencionadas en el libro del Apocalipsis, dos mujeres, una de ellas ""vestida  del sol", y otra que es una "gran ramera":
"Y una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida del sol y con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza, la cual, hallándose encinta, gritaba... el Dragón se colocó frente a la Mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su Hijo luego que ella hubiese alumbrado... Cuando el Dragón se vio precipitado a la tierra, persiguió a la Mujer que había dado a luz al varón, pero a la Mujer le fueron dadas las dos alas del águila grande para que volase al desierto, a un sitio donde es sustentada por un tiempo y (dos) tiempos y la mitad de un tiempo, fuera de la vista de la serpiente..." (12, 1-4; 13-14).
 La otra mujer del Apocalipsis, la gran ramera:
"Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas y habló conmigo diciendo: ven acá; te mostraré el juicio de la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; con la que han fornicado los reyes de la tierra, embriagándose los moradores de la tierra con el vino de su prostitución. Y me llevó a un desierto en espíritu; y vi a una mujer sentada sobre una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y cubierta de oro y piedras preciosas y perlas, y llevaba en su mano (por una parte) un cáliz de oro lleno de abominaciones y (por otra) las inmundicias de su fornicación. Escrito sobre su frente tenía un nombre, un misterio: Babilonia la grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra. Y vi a la mujer ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los testigos de Jesús; y al verla me sorprendí con sumo estupor." (17, 1-6).
En el Antiguo Testamento, la "mujer" significa en la Escritura constantemente Israel, es decir, la religión del pueblo judío. En el Nuevo Testamento, San Pablo representó a la Iglesia con la figura de una doncella, una virgen que se va dar en matrimonio a Cristo.
Es decir, las dos mujeres del Apocalipsis representan la religión en sus dos polos extremos, la religión corrompida y la religión fiel; la falsa iglesia y la Iglesia verdadera: la Gran Ramera sobre la Bestia es la falsa iglesia y la Mujer Vestida del Sol con la luna bajo sus pies y que está a punto de dar a luz, y coronada con una corona de doce estrellas es la Iglesia fiel. El vestido de sol es la fe verdadera, y la luna bajo sus pies es el mundo cambiante; la corona de doce estrellas es la plenitud de la doctrina y los predicadores de ella, siguiendo la inspiración de los primero doce predicadores, los apóstoles.
Estos dos aspectos de la religión son perfectamente distinguibles para Dios, pero no necesariamente para nosotros. La cizaña se parece al trigo, y estos no serán separados sino hasta el día de la siega. Por eso son dos los ángeles que siegan el Día de la Gran Ira de Dios: uno cortará la mies madura, y el otro a los racimos que han de ser pisoteados en el gran Día de la Ira de Yahvé. Íntimamente entremezcladas y confundidas estuvieron y están la Iglesia Santa e Inmaculada y la iglesia farisaica y adulterada, la parte carnal de la Iglesia, formada por la cizaña, por aquellos que han sido llamados pero que no serán escogidos.
Por eso la ramera lleva en su frente el nombre de la gran Babilonia, la Roma que representa a la iglesia desvirtuada de los Últimos Tiempos (Ap 17, 9), la falsa iglesia que no es ya la Iglesia de Cristo, porque Roma estará en connivencia con el falso profeta y al servicio del anticristo luego de que la Iglesia Verdadera haya sido recogida y llevada al desierto, es decir, cuando el trigo haya sido guardado en el granero y la paja esté entonces pronta para la quema.
Una prostituta no se distingue ni en la naturaleza ni en la forma externa de una mujer honesta. Sigue siendo mujer. Pero la mala mujer, la Gran Ramera, está sentada sobre la Bestia.
Esto es lo que significa entonces el falso profeta. Éste encabezará la falsa iglesia y estará al servicio del anticristo, quien también se parece a Cristo. Por eso dice la Escritura que "el falso profeta hablaba como el dragón, pero tenía dos cuernos semejantes al cordero" (13,11).
En definitiva, la Gran Ramera es un cristianismo esencialmente desvirtuado.
Para mayor comprensión de lo anterior recordemos que cuando vino Cristo eran tiempos confusos y tristes. La religión estaba pervertida en sus jefes y consiguientemente en parte del pueblo judío. Por eso Jesucristo decía a sus apóstoles "haced todo cuanto os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen".
Lo mismo pasa hoy día, se propaga el aspecto carnal de la religión, ocultando, adulterando, y aún persiguiendo a la verdad. En el lugar santo se ha instalado el misterio de la iniquidad; es la Gran Ramera embriagándose con la sangre que los mártires derramarán en estos Últimos Tiempos.
Por eso, la parte fiel de la religión, es decir, la Mujer Vestida del Sol, la Iglesia verdadera, padecerá "dolores de parto", y el Dragón estará a punto de tragar a su Hijo. Perola Mujer se salvará porque será llevada a la soledad del desierto con dos alas de águila; y aún allí la perseguirá esa oleada de agua sucia y torrentosa que el Dragón lanzará contra ella. Pero la nueva esposa, con el crisol del sufrimiento y la purificación, quedará sin mancha, concebida de nuevo de forma inmaculada. Es decir: la Iglesia verdadera, la Nueva Iglesia, subsistirá para su triunfo glorioso y definitivo.
El error fundamental de nuestra época es que se quiere amalgamar el Reino de Dios y de la Iglesia con los criterios del mundo, lo cual es exactamente lo que la Sagrada Escritura denomina "prostitución".
Las dos mujeres son hermanas, nacidas de una misma madre, la religión, la religiosidad, el profundo instinto religioso del hombre y del cristiano, pero una de esas dos mujeres se ha prostituido con el naturalismo mundano.
La Bestia de la tierra (el falso profeta) se parece al Cordero, porque hace milagros y prodigios engañosos, y promete la felicidad y habla palabras hermosas llenas de halago; predica el amor, la democracia, los derechos humanos y la paz. Promete el reino y la felicidad, como Cristo, pero en el reino de este mundo, con las solas fuerzas del hombre, sin Dios, así como el Dragón le prometía a Cristo todos los reinos de este mundo en el monte de las tentaciones.
La Mujer vestida de sol es el pequeño resto fiel que resiste los embates del dragón y de la "segunda bestia", el falso profeta.

Comentarios

  1. Merche Carles Candeira19 de noviembre de 2021, 12:08

    Bonita homilía, creo que poca gente encuentra a día de hoy consuelo en la verdad y en la bondad.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario