CARTA DE ANTONIO TEJERO AL PAPA SOBRE LA EXHUMACIÓN DE FRANCO.
Esta carta la deberían leer los “jovencitos” patriotas de hojalata de C’S, PP y VOX que, ante los insultos y menosprecios de la izquierda hacia la figura de FRANCO, NO han tenido la valentía ni el honor de defender su obra y figura. PASARÁN A LA HISTORIA COMO LO QUE SON: UNOS MISERABLES Y COBARDES.
Soy Antonio Tejero Molina, Teniente Coronel de la Guardia Civil, expulsado del Ejército por los sucesos del 23 de febrero de 1981; tengo 87 años de edad, estoy casado y soy padre de seis hijos, uno de ellos sacerdote, dos Guardias Civiles y mis hijas maestras.
Le escribo en español porque ha sido la lengua de su juventud y porque, según palabras del emperador Carlos I de España y V de Alemania, es la apropiada para hablar con Dios.
No es a Dios a quien escribo, pero sí al sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la Tierra, según reza en la Santa Religión Católica, Apostólica y Romana, de la cual me siento hijo. El motivo de esta carta se relaciona con lo que quieren hacer con el cadáver de uno de los católicos españoles más preclaros de nuestra historia.
A Francisco Franco Bahamonde lo quieren sacar violentamente de su tumba para enterrarlo en el cementerio de Mingorrubio, donde estaría a merced de posibles profanaciones y abusos sobre sus restos.
S.S. ya sabe quién es el General Franco, pero es bueno recordarlo:
Fue el hombre que liberó a España de la barbarie comunista, que cometió los mayores crímenes contra la Iglesia Católica y sus miembros: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, así como contra los seglares que profesaban la fe católica y daban valiente testimonio de ella hasta llegar al martirio.
Tras la guerra fratricida que asoló España, fue el artífice de su reconstrucción total, tanto física como espiritual. Por todo ello, le fue concedida merecidamente la más alta condecoración de la Patria: La Cruz Laureada de San Fernando.
Francia también le condecoró con la Legión de Honor, que según el héroe de Verdún, Philippe Pétain, “era la espada más limpia de Europa”. Incluso, cuando los descendientes del criminal Frente Popular de 1934-36 solicitaron su supresión, el Estado francés se negó, reconociendo que se trataba de un soldado con honor.
El Sumo Pontífice Pío XII, a la vista de la victoria que Franco habría conseguido sobre los enemigos de la Fe y de España, le concedió con toda pompa la “Laureada de la Iglesia Católica” y el ingreso en la Orden de Cristo, por sus méritos a favor de la Iglesia Católica y su trayectoria política basada siempre en los preceptos evangélicos.
Por ello, el motivo de esta carta es rogar a S.S. que, siendo Franco portador de una distinción católica que pocos han conseguido en el mundo, intervenga para que no sea profanada su tumba en el Santuario del Valle de los Caídos, lugar sagrado de oración y reconciliación donde yacen más de 37.400 caídos de ambos bandos de la contienda, de los cuales hay 57 beatos proclamados oficialmente por la Iglesia y 10 Siervos de Dios.
La tumba no solo es objeto de odio, sino que también lo son la Gran Cruz del Valle (150 m.) y la Basílica, cuyo destino podría ser su destrucción, como ya sucedió durante la persecución religiosa de la España del Frente Popular y el pretendido fusilamiento del Sagrado Corazón, con posterior destrucción en el Cerro de Los Ángeles de Getafe.
Todos los españoles de fe esperamos y suplicamos ansiosos la ayuda de S.S., a quien deseamos muchos años de Pontificado.
Me despido de S.S., implorando la deseada Bendición Apostólica.

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