Carta abierta a los padres de Gabriel Cruz: "Ustedes no están en condiciones de dar lecciones a nadie" Por Enrique de Diego.




Enrique de Diego
He respetado, hasta el momento, su dolor y su duelo, y lo sigo haciendo, en lo referido a ambos, pero han sobrepasado ustedes dos una línea, en calidad de militantes de izquierdas, uno, usted Ángel, dirigente de Podemos y el otro, usted Patricia, empleada socialista de la Diputación de Almería, en la que han utilizado la memoria de su hijo para adoptar una posición política, para lo que no tienen legitimidad ninguna. Ustedes han dado una rueda de prensa extemporánea para, según ha dicho usted, Patricia, establecer que “hablar de la prisión permanente revisable es incompatible con el duelo que estamos pasando“. ¿En qué sentido? Su incoherencia es total, pues en la misma rueda de prensa usted afirmó que esperaba que Ana Julia no pudiera volver a hacer daño a nadie, lo cual sólo se consigue con esa figura de la prisión perpetua revisable.
He de reconocer que, respetando su dolor y su duelo, estoy cansado y casi harto de sus efluvios de buenismo emocional sin base racional alguna. Ustedes no han sabido proteger a Gabriel.Especialmente usted, Ángel. Según su declaración, “dormía con ella, me consolaba a mí cada noche, yo no sospechaba en absoluto“. Usted fue quien metió en el ámbito de Gabriel a su asesina, sin, al parecer, indagar nada sobre su pasado, con una notable irresponsabilidad, pues ese pasado era muy turbio e incluía una sospechosa muerte de una niña, que parece lanzada por una ventana en Burgos. Por lo que sabemos, fue Gabriel el único que percibió que Ana Julia no era una buena persona. Usted, Ángel, tenía que haber tenido mucho más cuidado en ver quién metía en su casa, y no tuvo ninguno, como si estuviera atrapado por su nefanda ideología o por su entrepierna, o por las dos cosas.
Estoy cansado y casi harto de los cuentos de Calleja que usted cuenta, Patricia. Ustedes, Ángely Patricia, no son un matrimonio, ni eso que ahora se llama una pareja. Ustedes se separaron. Ustedes fueron incapaces de darle un hogar estable a Gabriel. Pertenece al orden natural que el matrimonio sea indisoluble y cuando se rompe ese principio y se entra en la frivolidad en la que chapotea esta sociedad lo pagan también terceras personas. Y lo pagó Gabriel. Que no fue objeto de ninguna conspiración, sino de una cruel violencia intrafamiliar por la “pareja” de Ángel, ese irresponsable que dormía con el enemigo de su hijo sin enterarse de nada. Ustedes eran tres.
Menos cuentos con eso de la “bruja“, porque la bruja no llegó montada en ninguna escoba sino metida por Ángel. Respeto su dolor y su duelo, pero ustedes no están para dar lecciones a nadie.
Comprendo que esta sociedad ha perdido tanto los principios que se deja llevar por ataques de emotividad evanescente que nubla la razón y los sentimientos han de estar ordenados por la razón. Gabriel estará en el cielo, por su inocencia y la misericordia de Dios, pero no en esos océanos irracionales de su mente calenturienta, Patricia
Antes de entrar en que con tanto buenismo usted, Patricia, ha metido en la cárcel a un inocente, también quiero señalar que aunque la Guardia Civil se ha apuntado la medalla de la resolución del caso, su gestión ha sido un desastre sin paliativos. Los mandos de Almería que dieron la rueda de prensa se justificaron con que siempre quisieron creer que Gabriel estaba vivo, pero eso es otra dosis de emotividad insustancial en quienes deberían haber demostrado más sensatez y analizar todas las posibilidades, porque no tiene ningún sentido que no se registrara palmo a palmo Las Hortichuelas. Se dilapidaron ingentes cantidades de dinero del contribuyente en una búsqueda infructuosa por una investigación miope, que de ser seria hubiera resuelto el caso en veinticuatro horas. Ahora el juez inquiere cuánto se ha gastado para endilgárselo a Ana Julia, que a los cuatro días ya hablaba en la radio en pasado de Gabriel para rectificar, delatándose, y volver al presente (era y es).
En vez de que la asesina fuera mujer, negra e inmigrante, al sistema, que tantos medios desplegó, le hubiera convenido mucho más que fuera asesino y blanco y autóctono. Ya está bien de cuentos chinos. Usted, Patricia, tan buenista, ha metido a un inocente en la cárcel. Usted no quiere hablar de prisión perpetua permanente, al tiempo que desea que Ana Julia no vuelve a hacer daño, pero ha metido usted en El Acebuche, la cárcel de Almería, con seis meses de prisión, a un ciudadano del que sólo conocemos sus siglas, D. M. F. A., de 42 años, quien al parecer está “obsesionado” con usted. Lo primero que hicieron, para cubrirse las espaldas, fue meterlo en la cárcel, cuando la sentencia del Juzgado de Instrucción número 6 de Almería dice que tiene “una percepción alterada de la realidad, que supone una incapacidad para comprender la naturaleza e ilicitud de los hechos enjuiciados”. Es decir, que no tendría que estar, bajo ningún concepto, en ninguna cárcel, sino, en todo caso, en tratamiento psicológico y psiquiátrico, pero se le ocurrió manipular la pulsera telemática, y la cárcel, gracias a usted, Patricia, lo va a destruir irreversiblemente, porque no es su sitio.
Usted, según la sentencia, tenía “temor a salir a la calle por no encontrarse con él“, aunque nunca hizo nada malo, nada realmente amenazante. Y, sin embargo, usted Patricia no tenía miedo alguno a que Ana Julia estuviera cerca de su hijo Gabriel. En cuanto a temores, usted padece miopía y astigmatismo.
El dolor y el duelo les durará toda la vida. Ustedes, Patricia y Ángel, no están para dar lecciones a nadie. Ustedes no supieron proteger a Gabriel. No son, por supuesto, culpables, pero sí tienen responsabilidad en la tragedia.
http://ramblalibre.com/2018/04/10/carta-abierta-a-los-padres-de-gabriel-cruz-ustedes-no-estan-en-condiciones-de-dar-lecciones-a-nadie/

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